De acuerdo con Mariela Reynolds, madre de la pequeña Nailea, desde los 4 meses los médicos detectaron que el cerebro de la menor no estaba creciendo, lo cual fue confirmado a los 13 meses, junto con el diagnóstico del síndrome de Cask, una rara enfermedad que afecta el desarrollo y aqueja a menos de 300 personas en el mundo. Aunque la universidad de Virginia Tech ofrece un tratamiento, el mismo es costoso y por eso la familia de la niña pide ayuda para costearlo.
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