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    Habla desde la cárcel un militar mexicano acusado de robar $1,200 millones en combustibles

    En una entrevista con Univision Noticias, el coronel Emilio Cosgaya Rodríguez aseguró que lo señalan injustamente de delincuencia organizada y sustracción ilegal de gasolina. Pero la Fiscalía mexicana alega que él y otros militares fingían destruir tomas clandestinas para que delincuentes las siguieran usando.
    Publicado 11 Jul 2022 – 05:07 PM EDT | Actualizado 11 Jul 2022 – 06:47 PM EDT
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    Los tuits del coronel del Ejército mexicano Emilio Cosgaya Rodríguez se han viralizado por criticar la estrategia de seguridad del presidente Andrés Manuel López Obrador, a quien califica de “cobarde”.

    “Actualmente la seguridad nacional está en manos de la buena voluntad de los grupos criminales… pero hemos recibido órdenes directas del presidente de no hacer nada”, tuiteó el 4 de junio sobre la política de ‘Abrazos, no balazos’, cuyo intento por detener la espiral de violencia parece haber claudicado.

    Cosgaya Rodríguez, de 56 años, dicta todo lo que se publica en su cuenta de Twitter cada vez que le permiten conversar por teléfono con sus familiares. Desde julio de 2019 él está preso en la cárcel de máxima seguridad del Altiplano, que ha tenido en sus celdas a narcotraficantes infames, como Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, uno de los fundadores del Cartel de Sinaloa.

    Este militar enfrenta acusaciones graves: delincuencia organizada y sustracción ilícita de hidrocarburos.

    López Obrador prometió combatir esa actividad delictiva, también conocida como ‘huachicoleo’, a su llegada al poder hace tres años y medio. Cosgaya Rodríguez fue uno de los primeros soldados de alto rango llevados ante la justicia por ese motivo, pero él afirma que es inocente.

    “¿Por qué estoy aquí? Es muy sencillo contestarte. Tú sabes que se trata de legitimar la posición política para justificar el arribo y mantenimiento en el poder… Desgraciadamente ahora me tocó a mí ser el ‘chivo expiatorio’, junto con otros”, dice Cosgaya Rodríguez en una entrevista telefónica con Univision Noticias.


    Hasta la publicación de esta nota, voceros de la Fiscalía General de la República (FGR) no respondieron a los señalamientos del coronel, enviados por este medio en un correo electrónico.

    Cosgaya Rodríguez estuvo al frente de las primeras acciones militares en la guerra contra el narcotráfico hace casi dos décadas, pero ahora el Ejército lo considera un desertor.

    De 2014 a 2016, en el sexenio de Enrique Peña Nieto, él fue uno de los encargados de un plan de las Fuerzas Armadas para proteger los ductos de Petróleos Mexicanos (PEMEX). La misión de una subdirección del Ejército, creada en febrero de 2014, era evitar que los ‘huachicoleros’ extrajeran miles de litros de combustible.

    Pero la Fiscalía General de la República (FGR) alega que Cosgaya Rodríguez y otros militares de alto nivel fingían destruir las tomas clandestinas con ceguetas y pinzas, y exigían a soldados que no las reportaran a las autoridades para hacer peritajes, permitiendo que los ‘huachicoleros’ las siguieran usando.

    La denuncia señala que “con su omisión y acciones contribuyeron para facilitar la sustracción ilícita del hidrocarburo de los poliductos… pues tenían conocimiento y debían de actuar, lo que no hicieron”. La Fiscalía no indica si recibieron sobornos, ni qué grupos los tendrían en su nómina.

    “¿Dónde están los miles de millones de pesos?”

    El gobierno estima que estos militares participaron en el robo de 1,887 millones de litros de gasolina y diesel, equivalente a 13,000 millones de pesos (650 millones de dólares), que ‘huachicoleros’ habrían extraído del poliducto Minatitlán-México, que pasa por Ciudad de México, Puebla, Tlaxcala y Veracruz.

    También habrían permitido la sustracción ilegal de 959,000 litros de combustible, que significó una pérdida de 12,000 millones de pesos (600 millones de dólares), del poliducto Madero-Cadereyta, que va de la refinería Francisco I. Madero en Tamaulipas hasta otra en Nuevo León.

    Cosgaya Rodríguez niega haber obtenido un solo centavo de esa actividad ilícita. “¿Dónde están los millones de litros sustraídos? ¿Dónde están los miles de millones de pesos? No tengo residencias, ni hijos en el extranjero, ni cuentas (bancarias) para congelarme, ni bienes para decomisar”, dice.


    Al menos dos militares que estuvieron en el equipo de seguridad de PEMEX, incluyendo Moisés Ángel Merlín Sibaja, declararon ante la FGR que Cosgaya Rodríguez y otros les ordenaron actuar sin apegarse a los protocolos, que ignoraron las amenazas que les hacían organizaciones criminales y que incluso les pidieron que ellos mismos colocaran tomas clandestinas para que las usaran los ‘huachicoleros’.

    “Los estoy denunciando por ordenarme poner tomas clandestinas”, dijo Merlín Sibaja en una entrevista con la periodista Carmen Aristegui en mayo de 2019, en la cual relató que le pidieron instalar una toma ilegal en la Barranca del Aguililla, una comunidad de Puebla. El pretexto, indicó, era conocer la cantidad de litros por segundo que pasaban por el ducto, lo cual era innecesario. “Te van a hacer jefe de grupo”, dice que le prometieron.

    Moisés Sibaja le entregó a la FGR una lista de 206 ubicaciones geográficas del poliducto Minatitlán-México donde habría irregularidades. Los agentes federales encontraron 42 tomas abiertas y 165 cerradas, de acuerdo con la denuncia.

    Otro militar, Enrique Alejandro Sandoval Díaz los dirigió hasta los sitios donde inhabilitó varias aberturas al poliducto Madero-Cadereyta y funcionarios descubrieron 63 tomas clandestinas.

    También declaró Verulo Martínez Martínez, quien era empleado de PEMEX en Nuevo León. El aseguró en abril de 2019 que Cosgaya Rodríguez le indicó cómo desmantelar las tomas y mantener su ubicación en secreto. “En caso de no cumplir las indicaciones los amenazaba con despedirlos”, afirmó.

    Pero el coronel insiste que jamás tuvo participación en los delitos que le imputan. “Considero que me tienen aquí como ‘chivo expiatorio’, pero soy ‘el chivo expiatorio’ equivocado, porque tengo el apoyo de mucha gente. Espero que mi franqueza pueda tener el apoyo para que salga la verdad”, dice.

    En la cárcel con un jefe de Los Zetas

    La guerra contra el narco en México comenzó en diciembre de 2006 en Michoacán por órdenes del presidente Felipe Calderón. Fue una de sus primeras acciones para combatir de frente a los carteles Los Zetas y La Familia Michoacana, que tenían sometidos a productores de aguacate y varias comunidades.

    “Yo fui el comandante del batallón al que se le designó la tarea de poner fin a la violencia que se desató por el conflicto entre La Familia Michoacana y Los Zetas. Fui el precursor de las operaciones militares que se realizarían posteriormente en el combate a los carteles”, tuiteó Cosgaya Rodríguez el 19 de junio.


    “Comencé la operación con eficacia, aplicando tácticas militares y peiné las regiones más conflictivas de Michoacán liberando literalmente poblaciones bajo el control de grupos criminales. Pronto se dieron cuenta que no podían enfrentar al Ejército y huían antes de que me acercara”, aseguró.

    Dos décadas después, ya bajo custodia, el coronel fue puesto en un sitio segregado en el Altiplano junto con el narcotraficante Miguel Ángel Treviño, alias ‘Z40’, uno de los primeros soldados de élite que desertaron para proteger a los líderes del Cartel del Golfo. Más tarde se volvió jefe de Los Zetas.

    “Estuve con el ‘Z40’”, cuenta Cosgaya Rodríguez.


    Su familia cree que lo pusieron al lado de Treviño para intimidarlo, pues él estuvo al frente del Batallón 21, que tuvo en la mirilla a otro cabecilla de Los Zetas: Heriberto Lazcano, alias ‘El Lazca’.

    “Estoy en un área aislado… Cuando entré aquí estuve aislado, completamente aislado, por más de un mes… En esa área nada más entran los castigados”, describe sobre las estrictas normas de reclusión que le han impuesto en el Altiplano. Él las considera injustas.

    “El problema aquí es gravísimo: mala comida, todo es malo; el medicamento, todo lo que puedas pensar, además de tu aislamiento”, señala. “Aquí salgo una hora al día (al patio), 23 horas encerrado. Nadie te hace caso”.

    Le preocupa, subraya, que sus seres queridos sean el blanco de algún ataque por su proceso judicial, que considera tiene un trasfondo político, o por publicar en las redes sociales sus opiniones sobre la gestión de López Obrador y del fiscal general Alejandro Gertz Manero.

    “La familia está amenazada”, advierte en la entrevista.

    Pero no ha dejado de poner el dedo en la llaga. A su parecer, los narcos actúan ahora sin rienda, controlando cada vez más territorios en México. “¿Por qué delinquen? Porque pueden”, dice.

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