Tener, en su mayoría, pensamientos negativos, es lo normal. De hecho, el estado natural de la mente es la anticipación ante lo negativo. En una época primitiva, quien iba mirando atentamente el suelo y se asustaba de una liana, por confundirla con una serpiente, tenía más probabilidades de sobrevivir que su contraparte esperanzada que creía que eso en el suelo solo era una soga.