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Tráfico de Personas

“No pueden escapar”: el infierno de los inmigrantes en las guaridas de los coyotes

Un reciente informe de la Patrulla Fronteriza advierte sobre los peligros que pasan los indocumentados en las residencias secretas en Estados Unidos donde estos hacen escala antes de continuar hacia sus destinos finales. Secuestros, robos y violaciones son algunos delitos que siguen ocurriendo allí.
28 Abr 2021 – 06:04 AM EDT
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En solo 24 horas, agentes de la Patrulla Fronteriza detectaron a mediados de abril siete casas de seguridad usadas por organizaciones dedicadas al tráfico de inmigrantes en Laredo, Texas. Allí tenían hacinados a un total de 112 indocumentados, casi todos originarios de México y Centroamérica.

Operativos como este ocurren a menudo en Laredo, que es considerado uno de los principales centros de operaciones de los coyotes dentro de Estados Unidos. En esa ciudad que colinda con Nuevo Laredo (México), más de 1,200 inmigrantes fueron detenidos en esos escondites del 1 de octubre de 2020 al pasado 27 de enero, un aumento del 436% comparado al mismo período del año fiscal anterior.

En esos lugares los indocumentados pasan varios días, a veces sin agua potable, electricidad, ni comida. Pero no es lo único que preocupa a las agencias del orden. Secuestros, violaciones y robos siguen ocurriendo en esas guaridas, según reportes de la Patrulla Fronteriza.

Este martes, Alejandro Mayorkas, secretario de Seguridad Nacional (DHS), anunció una nueva operación enfocada en organizaciones transnacionales que participan en el tráfico de personas, advirtiendo que durante el año 2020 agentes fronterizos localizaron a 250 inmigrantes que murieron durante su viaje al norte.

El funcionario indicó que no solo buscan arrestar a los guías en el desierto, sino golpear la estructura de sus células criminales. Las acciones que realizarán incluyen revocar documentos de viaje, suspender entidades comerciales y congelar cuentas bancarias y otros activos financieros vinculados a esos grupos.

“Tenemos la intención de interrumpir todas las facetas de la red logística que estas organizaciones utilizan para tener éxito”, dijo Mayorkas en un comunicado.

Secuestros a punta de pistola

Baylee Lugo, un coyote de 21 años, fue condenado en marzo a más de tres años de prisión por secuestrar a punta de pistola a cuatro indocumentados que hicieron una escala en Texas. La acusación señala que en julio de 2020 el joven los retuvo en un hotel en Pharr, les robó sus celulares y el poco dinero que tenía, y llamó a sus familiares para pedirles un rescate.

Un reciente informe de la Oficina de Aduanas y Control Fronterizo (CBP) señala que, mientras están bajo el resguardo de estas bandas, los inmigrantes a menudo son retenidos por la fuerza y terminan pagando cuotas más altas.

“Muchas veces los traficantes extorsionan pidiendo más dinero solo para tener a su ‘cargamento humano’ en pútridas condiciones insalubres. No pueden escapar porque a menudo están encerrados”, dijo Kenneth Kroupa, supervisor de la Patrulla Fronteriza, citado en el reporte.

En el sureste de Texas, la franja que colinda con el estado mexicano de Tamaulipas, las autoridades han encontrado más casas operadas por ‘polleros’, como también les dicen. En el año fiscal 2020, que abarcó del 1 de octubre de 2019 al pasado 30 de septiembre, agentes federales hallaron un total de 397 escondites en toda la frontera, de los cuales 103 estaban en Laredo y 141 en Edinburg.

La CBP asegura que el problema es mayor en esas ciudades texanas por la falta de una barrera física que detenga los cruces ilegales y porque “una organización criminal internacional bien arraigada” opera al otro lado de la frontera.

“Tradicionalmente han tenido control sobre esa área y el contrabando de extranjeros es un esfuerzo sumamente rentable para ellos”, advirtió Hudak.

Vinculados a los carteles

Noe Garza era operador de un grupo dedicado a esa actividad criminal. Tiene 46 años y desde la adolescencia fue engrosando su historia criminal. El caso más reciente ocurrió el 28 de febrero de 2020, cuando la Policía le ordenó que detuviera su auto y este huyó protagonizando una persecución.

Lo capturaron poco después y terminó confesando que estaba a cargo de una casa en Edingurg, en la cual recibía a inmigrantes. También coordinaba sus viajes hacia otros estados. Al llegar al lugar, agentes federales rescataron a cinco indocumentados y confiscaron dos armas de fuego. Garza tenía otra arma en el coche. A finales de marzo lo sentenciaron a más de cinco años de cárcel.

Se sabe que los carteles están involucrados en el tráfico humano o les pagan derecho de piso. Uno de ellos es el de Sinaloa; otro es el del Golfo. Por eso no es extraño que confisquen droga y armas de fuego en los sitios donde esconden a los indocumentados.


Una práctica común de los coyotes es quitarles los celulares a los inmigrantes para evitar que le llamen a la policía o a sus familiares cuando están en apuros.

De esa manera, un grupo de 46 indocumentados logró que los liberaran de una propiedad en Edinburg durante el verano de 2016. Uno de ellos marcó al 911 para reportar que él y varias personas estaban detenidos en contra de su voluntad. La Policía de Pharr encontró allí a decenas de inmigrantes de México, El Salvador, Guatemala y Honduras.

“Una de las inmigrantes, una ciudadana salvadoreña, afirmó que fue violada por dos traficantes que grabaron el acto en una tableta iPad”, de acuerdo con un comunicado de la CBP.

“Nos traían una pizza al día”

A pesar de los constantes operativos de la Patrulla Fronteriza y policías locales, los coyotes siguen operando a sus anchas en Edinburg, que está cerca de la ciudad mexicana de Reynosa, Tamaulipas.

Hace dos meses, los coyotes perdieron una de sus guaridas en esa zona. La Policía de Pharr investigó el lugar y pidió ayuda a la Patrulla Fronteriza. Al ingresar a la vivienda encontraron a 71 indocumentados, incluyendo tres niños que viajaban solos. Todos eran de México y de Centroamérica.

“No les importa la gente”, dijo Oscar Joanicot, supervisor de la Patrulla Fronteriza en Yuma (Arizona) y quien es mencionado en el reporte de la CBP. “Cuando hablas con estos indocumentados dicen: 'Nos traían una pizza una vez al día o algo así'. Les dan lo mínimo, porque (los coyotes) no quieren pagar la comida de sus ganancias”, agregó.

En Yuma descubrieron 8 viviendas usadas para ese fin el año pasado.

Escondites en vecindarios poblados

En San Diego, California, pocas veces encuentran casas repletas de inmigrantes, pues lo común es llevar directamente a los “clientes” hasta Los Ángeles y luego a sus destinos finales, de acuerdo con la CBP.

“Solían pagar alrededor de 200 dólares por persona para cruzar, así que empacaban a tantos como podían en un auto”, explicó Mark Hansen, supervisor de la CBP en San Diego.

“Ahora, están pagando 8,000 dólares o más por persona, así que vale la pena enviar a una persona de Los Ángeles a recoger a una o dos personas. Así que no hay necesidad de ir a un escondite”, agregó.

Los agentes fronterizos han notado que los coyotes ya no dejan a los indocumentados en escondites localizados en zonas remotas, sino en barrios poblados. A veces los colocan en casas móviles dentro de una propiedad. Son los propios vecinos quienes los denuncian a la Policía.

Una de esas llamadas fue atendida por la Patrulla Fronteriza y la Policía de Laredo durante la noche del pasado 15 de abril. El denunciante los condujo hasta una residencia en el sur de Laredo. Al registrar una casa móvil en pésimas condiciones, encontraron a 87 inmigrantes de México, Guatemala y El Salvador.

Eran tantos, que los sentaron en el suelo y formaron cuatro filas para que todos salieran en una foto. Nadie miró hacia el agente que capturó la imagen.

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