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Narcotráfico

Así es el Altiplano, el penal 'más seguro' de México al que trasladaron a Ovidio Guzmán y de donde se fugó su padre, 'El Chapo'

Aunque el Penal del Altiplano captó la atención pública tras la sorprendente fuga que protagonizó Joaquín 'El Chapo' Guzmán en 2015, la prisión sigue siendo una de las cárceles de más alto perfil y ha recluido entre sus muros a una importante lista de delincuentes y narcotraficantes del país.
Publicado 6 Ene 2023 – 05:49 PM EST | Actualizado 7 Ene 2023 – 08:12 AM EST
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Luego de ser arrestado en el norteño estado de Sinaloa, Ovidio Guzmán López, hijo del capo Joaquín 'El Chapo' Guzmán, fue llevado al Centro de Readaptación Social Número 1, más conocido como el penal del Altiplano, una cárcel de máxima seguridad ubicada en Almoloya, Estado de México.

El Penal del Altiplano captó la atención pública tras la sorprendente fuga que protagonizó Joaquín 'El Chapo' Guzmán en 2015, pero también ha hospedado a otra importante lista de delincuentes y narcotraficantes del país, como Héctor 'El Güero' Palma, socio de 'El Chapo', José Ángel Casarrubias Salgado, 'El Mochomo', presunto líder del grupo Guerreros Unidos y acusado por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.

En la lista también se encuentra José Antonio Yépez Ortiz, 'El Marro', líder del Cartel de Santa Rosa de Lima; el famoso secuestrador Daniel Arizmendi López, conocido como 'el Mochaorejas' o Mario Aburto Martínez, a quien se le atribuye el asesinato de Luis Donaldo Colosio, candidato del PRI a la presidencia en 1994; entre otros.

Cómo es el penal del Altiplano

Construida entre 1988 y 1990, en el gobierno del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, esta prisión empezó a funcionar en noviembre de 1991. Tiene una superficie de 260,000 metros cuadrados, y cuenta con capacidad para más de 700 reos por delitos federales.

De su extensión, 27,900 metros cuadrados corresponden a instalaciones de la prisión, mientras el resto se utiliza como área de seguridad, sala de espera y estacionamientos.

Tiene circuito cerrado de televisión, control de accesos, alarmas, detectores de metal, drogas, explosivos, sensores de presencia y otros. Sus módulos de máxima seguridad tienen más de un metro de grosor. Las celdas son individuales, los guardias cambian continuamente y el contacto entre reclusos está supuestamente reducido a su mínima expresión.

Antes llamado La Palma y Almoloya de Juárez, este Centro Federal de Readaptación Social recibió en febrero de 2014 al narcotraficante más buscado del mundo y uno de los hombres más poderosos: Joaquín Guzmán Loera, 'El Chapo'.

Las medidas de seguridad en el lugar son consideradas "extremas" y tienen como objetivo evitar la fuga de internos. A finales de febrero de 2014, cuando Guzmán Loera fue capturado, contaba con una capacidad para 816 presos.

En aquel momento, el Altiplano parecía una fortaleza impenetrable e insalvable. Militares y policías federales, además de vehículos artillados, fueron desplegados a los alrededores del penal el día que fue encerrado 'El Chapo'.

Así se mantuvo el operativo de seguridad durante semanas, para garantizar que el capo no huyera. Pero 16 meses más tarde consiguió un escape de película. Luego, al ser recapturado, Guzmán Loera volvió al Altiplano, pero solo de forma temporal, hasta su extradición.

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En 2014, la web Animal Político destacó los resultados de la primera encuesta realizada en los Centros Federales de Reinserción Social (Ceferesos), a cargo de la entonces Secretaría de Seguridad Pública. Dio un poco de luz sobre la vida dentro de la prisión.

La encuesta, realizada por el Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE), arrojó que el 100 % de los internos del Altiplano aseguró compartir la celda con otros dos reos; casi la totalidad afirmó que la cárcel le entregaba bienes básicos como ropa de cama, ropa, zapatos y artículos de higiene personal como papel sanitario, jabón, pasta y cepillo dentales.

En el Altiplano, casi la totalidad de los encuestados afirmó que la institución no les proporciona agua para beber, por lo que ellos deben conseguirla o comprarla por sus propios medios. Sin embargo, igualmente la mayoría aseveró que sí se les proporcionaba suficiente agua para el aseo personal.

Así se vive en El Altiplano

Sobre los alimentos, el 66% de los reos de la prisión de máxima seguridad asentada en Almoloya de Juárez, Estado de México, sostuvieron que los alimentos que les proporcionan son suficientes en cantidad.

Más del 90 % de los encuestados del Altiplano dijo haber recibido atención médica preventiva, como chequeos generales o vacunas. El 7% afirmó tener acceso a un televisor, mientras el 91% sostuvo contar con acceso a libros.

El estudio, por otro lado, arrojó que los internos del Altiplano son de los que tienen mayor comunicación con sus familiares, pero la mayoría dijeron carecer de privacidad al realizar llamadas telefónicas a sus seres queridos.

La insólita fuga de 'El Chapo' Guzmán

“Tras notar su ausencia del sistema de video vigilancia del penal, se activó la alerta por la evasión, por lo que el personal del centro federal hizo una revisión en la celda y en ella encontró una boca de túnel. Este iniciaba con un hueco de forma rectangular en el área de la regadera de aproximadamente 50 por 50 centímetros y metro y medio de profundidad”, explicó entonces el titular del Consejo Nacional de Seguridad, Monte Alejandro Rubido García, dando la noticia de la fuga.

El túnel desembocaba en un conducto vertical de unos 10 metros de profundidad en donde se encontró una escalera que comunicaba, a su vez, con un túnel que en línea recta tenía más de 1,500 metros. Estaba habilitado por una tubería PVC, que permite que haya ventilación y alumbrado. Además se halló una motocicleta adaptada con rieles mediante la cual pudieron haber sido transportadas las herramientas para la perforación.

El destino final del hueco daba a una casa en obras ubicada en la colonia Santa Juanita, al suroeste del penal, donde se encontró madera, tanques de oxígeno y otros objetos que indicaban la reciente presencia de trabajadores o veladores, un trabajo que tardó menos de seis meses en perforarse y pasó desaparcibido ya que había obras en la zona.

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