En los últimos días, Irlanda estuvo rodeada de tangas. Las mujeres las colgaron en las calles, salieron a manifestarse con ellas, las expusieron en Twitter e incluso una llegó al Parlamento. Todo forma parte de una protesta generalizada contra un resonado juicio de violación en que la abogada defensora se refirió a la ropa interior de la sobreviviente, de tan solo 17 años, para argumentar que no hubo violencia sexual (sí, estamos en 2018).