¿Sabes disculparte? Claves para dominar el arte de pedir perdón
"Una buena disculpa tiende puentes. También es muy duro hacerlo. Disculparse es un acto de valentía, porque al dar ese paso estamos superando todos nuestros instintos animales y toda nuestra autoprotección", dice Marjorie Ingall, coautora de un nuevo libro sobre el tema titulado Lo siento, lo siento, lo siento: argumentos a favor de las buenas disculpas (en inglés Sorry, Sorry, Sorry: The Case for Good Apologies).
Las disculpas sinceras son difíciles pero aportan beneficios tanto a la persona que transmite el mensaje como a la que lo recibe. Ayudan a consolidar las relaciones y a restablecer la confianza, y ambas cosas pueden reducir el estrés y mejorar la salud mental. Algunas investigaciones indican que quienes reciben disculpas pueden experimentar mejoras en la presión sanguínea y el ritmo cardíaco, así como una mayor activación de las regiones cerebrales relacionadas con la empatía. Se prepara así el terreno para el perdón y la reconciliación.
Claves para disculparse bien
Según Ingall y Susan McCarthy, coautoras del libro, para disculparse bien hay que tener en cuenta seis factores que desgranamos a continuación por orden de importancia:
Hablar claro
Lo contrario de ir con rodeos o utilizar frases complicadas. La recomendación es usar realmente las palabras "lo siento" o "pido disculpas". Este es el paso más importante.
Optar por frases del tipo de "me arrepiento" o "me siento mal por lo que ha pasado" a menudo da lugar a algo a medio camino, con el sabor de la disculpa pero sin llegar a serlo del todo. Por otra parte, decir que te arrepientes pone el foco en ti y en tus emociones, cuando lo crucial aquí es lo que siente la persona ofendida.
Nombrar específicamente aquello por lo que te disculpas
Decir explícitamente por qué te disculpas y por qué tu comportamiento no fue acertado te ayuda a asumir la responsabilidad. Es mejor usar un lenguaje activo y concreto, del tipo de “Siento haberte gritado el otro día por haber llegado tarde, me dejé llevar por la ira”.
Demostrar que entiendes lo que ocurrió
Las autoras del libro recomiendan que dejes claro que sabes por qué tus acciones fueron dañinas e hirientes, y el efecto que tuvieron en la otra persona. Por ejemplo, “Te pido disculpas por haberme burlado de tu corte de pelo. Fue una falta de respeto”.
No poner excusas
Ofrecer una explicación si es necesario, pero sin excusas. Incluso si no estás seguro de por qué la persona está enfadada contigo, discúlpate por lo que sí comprendas: “Me he dado cuenta de que estás enfadada conmigo y siento haberte hecho daño”.
Explicar por qué actuaste de esa manera puede añadir un contexto importante. Una explicación no defensiva de tus motivaciones puede ayudar a la persona con la que te disculpas a ver que no actuabas con malicia. Ten cuidado de no poner excusas, sin embargo. En su libro, Ingall y McCarthy escriben que "No era mi intención", "Algunas cosas se me escaparon" o "Sabía que nunca lo entenderías" son excusas habituales.
Especificar acciones para que la situación no vuelva a repetirse
"Respiraré hasta diez antes de decir nada”, o “Me daré una vuelta alrededor del bloque cuando sienta ira” son ejemplos de acciones a las que te puedes comprometer. Aunque no es aplicable a todas las situaciones, compensar una mala acción a veces sí es posible. Hablar en público sobre tu error es una posibilidad.
Arreglar lo que está roto
Si el desaguisado fue material (por ejemplo, se te cayó una copa de vino sobre la camisa blanca que te prestaron) siempre es posible una reparación similar o al menos simbólica.
Escuchar a la persona
Un paso intermedio, antes de ofrecer disculpas, es escuchar a la persona a la que has ofendido. Teniendo en cuenta que se trata de su experiencia y de sus emociones, no de las tuyas.
Otros consejos útiles en el arte de pedir disculpas son:
- No te precipites. Es mejor disculparse tarde que pronto, dice Cindy Frantz, psicóloga social del Oberlin College que ha investigado cómo el momento influye en la eficacia de las disculpas, en declaraciones a la revista Time. No se puede ofrecer una disculpa eficaz hasta que la parte perjudicada crea que se ha entendido perfectamente lo que se ha hecho mal, dice. "Si la disculpa llega antes, no se considerará sincera".
- Acepta tu responsabilidad. ¿Por qué disculparse si la culpa es de los dos? Esa es exactamente la pregunta con la que muchas personas luchan, y ciertamente, a menudo hay una doble responsabilidad. Sin embargo, uno puede asumir la responsabilidad de la parte del conflicto de la que es responsables. Aquí es crucial algo que hacemos a menudo, del tipo de: "Siento haber hecho esto, pero tú también hiciste aquello". Queremos contextualizar nuestro comportamiento y llamar la atención sobre el hecho de que también estamos dolidos. Pero esto puede aclararse más adelante en la conversación.
- Enfatiza ciertas palabras. Elige las palabras con cuidado. Evita la palabra “pero” a toda costa, ya que desacredita el mensaje: “Siento haberme puesto así por tan poca cosa, pero es que tú también lo haces”. Y también las frases condicionales, como "si" o "puede": "Lo siento si alguien se ha sentido ofendido".
- Comunicar sinceridad. La disculpa ha de corresponderse con la gravedad de la ofensa. Si te disculpas por una infidelidad y dices "Lo siento, cariño", no parecerás muy sincero, pero esas palabras son adecuadas si llegas 10 minutos tarde a una cita.
- No esperes el perdón. Una disculpa es un punto de partida. Especialmente si se trata de una ofensa mayor, la persona agraviada necesitará tiempo y espacio para recuperarse, y es importante no presionarla. Puede ser tentador seguir con algo como: "¿Qué pasa? Te he pedido disculpas, ¿cuánto tiempo vas a seguir enfadada?". En lugar de eso, las expertas sugieren decir algo como: "Entiendo que esto no lo va a arreglar todo, y quiero seguir haciendo todo lo que pueda para que te sientas bien. Espero que, aunque no estés preparada para perdonarme, estés abierta a trabajar conmigo para llegar a un punto en el que podamos seguir adelante".
Más fácil decirlo que hacerlo, desde luego.