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Stephen Miller: de hostigar a estudiantes latinos a diseñar la política migratoria de Trump

El joven asesor del presidente se convirtió en un reaccionario en una escuela secundaria de Santa Mónica, donde desarrolló su hostilidad contra los latinos y otras minorías.
7 Feb 2017 – 02:49 PM EST
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Stephen Miller citó al expresidente Teddy Roosevelt en el Anuario escolar: "No puede haber un americanismo a medias en este país". Crédito: Santa Monica High School Yearbook

Stephen Miller y Jason Islas se criaron en la soleada Santa Mónica, California, a fines de los 90 unidos por su pasión por Star Trek. De repente y sin aparente motivo, cuando los dos adolescentes se preparaban para dar el salto de la Lincoln Middle School a la escuela secundaria Santa Monica High School, Miller dejó de hablar a su amigo.

Al final del verano, Miller le devolvió por fin las llamadas a Islas para explicarle fríamente la razón de su distanciamiento: "No puedo ser más amigo tuyo porque eres latino", recuerda este antiguo compañero.

En la llamada, Miller le dio algunas otras razones personales que Islas considera hoy "cosas de niños", pero aquella fue la primera señal que tuvo del cambio radical que Miller experimentó con tan solo 14 años: una politización extrema que definiría en adelante su carrera hasta llegar hace dos semanas a la Casa Blanca, donde tiene acceso directo al presidente Donald Trump como uno de sus principales asesores. Miller, de 31 años, ha sido descrito como el artífice de las nuevas políticas de inmigración, junto con Stephen Bannon, el ex director ejecutivo de la web populista Breitbart.

Según mútiples reportes, Miller es el principal autor de la polémica orden ejecutiva que veta temporalmente la entrada al país a emigrantes de siete países de mayoría musulmana; junto con Bannon escribió el agresivo discurso nacionalista de Trump en la toma de posesión y antes ya había redactado el borrador de la alocución de Trump en julio en la Convención Nacional Republicana, cuando Trump fue nominado como candidato presidencial del partido.


La precoz transformación de Miller al entrar a Santa Monica High School resulta sorprendente si se tiene en cuenta que aquel campus estudiantil a unas pocas cuadras del Océano Pacífico era un espacio de convivencia multicultural, donde la diferencia era celebrada. Los latinos, aproximadamente un 30% del total, eran la minoría más numerosa en ese campus de unos 3,400 alumnos donde eran muy activos grupos identitarios como MEChA, el Movimiento Estudiantil Chicanx de Aztlán. Otras minorías importantes eran los negros (un 12%) y los asiáticos (un 5%).

En la liberal Santa Mónica, lo común es que los estudiantes de la escuela de secundaria más grande de la ciudad desarrollen ideas progresistas, una conciencia medioambiental y una mentalidad abierta.

Miller tomó el camino opuesto. Sobresalió rápidamente como un estudiante polémico y provocador cuya filosofía conservadora y ultranacionalista le causaba continuos enfrentamientos con profesores, administración y otros alumnos. Univision Noticias habló con estudiantes de aquella época que recuerdan que Miller apenas tenía amigos, ninguno de ellos de color. Aseguran que solía burlarse de los latinos y asiáticos hijos de inmigrantes que no hablaban buen inglés.

Desde muy temprano Miller empezó a escribir artículos de opinión en blogs conservadores, en la prensa local y en el mismo periódico estudiantil de Santa Monica High School, The Samohi. También contribuía en ocasiones en el show de radio nacional de Larry Elder, el comentarista conservador afroestadounidense, a quien en una ocasión invitó a la escuela a dar una charla.

En Santa Monica High, Miller dejó sobradas pruebas de su hostilidad hacia las minorías. Se quejó ante la administración por el uso de anuncios en español por la megafonía y por la organización de festivales que celebraban la diversidad de la escuela.

En su tercer año en este centro escolar, Miller escribió una carta al director del medio local The Lookout, en la que revela su impresión negativa sobre sus compañeros latinos y sobre el uso del español por las instituciones de EEUU:

"Cuando entré en Santa Monica High School en el noveno grado, noté que un gran número de estudiantes no tenían competencias básicas en inglés. Normalmente hay un número muy bajo, si es que hay alguno, de estudiantes hispanos en los cursos para estudiantes del cuadro de honor, a pesar del alto número de estudiantes hispanos que asistían a nuestra escuela", escribió Miller.

"Aún así, de acuerdo con la política del distrito, todos los anuncios están escritos tanto en español como en inglés. Al ofrecerles un bastón ahora, impedimos que los hablantes de español se pongan en pie por sí mismos. Por muy políticamente correcto que esto pueda ser, degrada a la población inmigrante al tratarlos como incompetentes y es una burla al ideal estadounidense de superación personal".

En ese mismo artículo Miller protestaba por la celebración del Cinco de Mayo, por la existencia de un club para estudiantes gays en el campus y por la visita de un líder musulmán.

El miembro de la Junta del Distrito Escolar y consejero de la escuela Oscar de la Torre tuvo numerosas disputas verbales con Miller. De la Torre se sorprendió cuando un día Miller apareció en una reunión de un comité creado por la Junta para mejorar las condiciones de los estudiantes latinos y negros. En realidad el propósito de Miller no era ayudar, le dice de la Torre a Univision Noticias. "Quería sabotearnos", aclara, "se enfrentó a todos negando que existiera racismo. Decía que era una cosa del pasado".

Univision Noticias solicitó una entrevista con Miller a varios responsables de atención a la prensa de la Casa Blanca pero al tiempo de publicación de esta nota la solicitud no había sido concedida. Posteriormente, la Casa Blanca rechazó la veracidad del artículo y pidió una rectificación. Sin embargo, Univision Noticias ha verificado la credibilidad de las fuentes usadas además de los escritos del propio Miller. Univision Noticias solicitó de nuevo una entrevista con Miller para que expresara su punto de vista.

Miller escribió años más tarde, durante sus paso por la Duke University, sobre aquellas reuniones: "Fui rápidamente etiquetado de racista y después de la sesión De la Torre se puso combativo. Él, como un número incontable de personas durante mis años en Santa Monica High, trató de convencerme de que los negros y los hispanos son todos víctimas de una discriminación inevitable, profundamente arraigada en la clase blanca gobernante y en las instituciones públicas".

Natalie Flores, otra estudiante que vio la evolución de Miller desde la escuela intermedia, dice que se percibía en Miller un "odio intenso hacia la gente de color, en especial hacia los latinos".

Flores, como otros alumnos entrevistados para este artículo, recuerda que Miller solía reaccionar airado cuando escuchaba a un estudiante hablando español por los pasillos.

"Creo que su gran problema eran los latinos, pensaba que vivían de los subsidios", le dice Flores a Univision Noticias.

Burlas

La mayoría de los estudiantes evitaban enfrentarse con Miller. A pesar de que muchos lo consideraban una persona despierta e inteligente, también creían que era incapaz de dialogar. En privado las burlas eran comunes. Era tan conocida su excentricidad que el diario estudiantil The Samohi publicó una sátira en la que por medio de una falsa carta al director, Miller expresaba su alegría por la cancelación del festival anual de la gastronomía: "Finalmente somos libres, libres para comer la insulsa y recocida comida que es nuestro derecho de nacimiento como estadounidenses".

Miller parecía satisfecho con su mala fama. No quería pasar desapercibido y hacía todo lo posible para dramatizar sus enfrentamientos, según el retrato formado a partir de las entrevistas hechas para este artículo.

El exeditor de The Samohi Ari Rosmarin recuerda que Miller se encaró una vez con él por un artículo en que había criticado que muchos conductores de SUV pegan adhesivos con la bandera de EEUU en sus autos pero no son consecuentes con su patriotismo, ya que según argumentaba, los SUV consumen mucha gasolina que EEUU debe importar de otros países.

"Se me acercó a la salida de una asamblea estudiantil y me puso un dedo en el pecho diciéndome que yo era antiestadounidense", rememora Rosmarin en conversación con Univision Noticias. "Entonces se desabrochó la camisa y mostró una camiseta con la bandera de EEUU. Me sorprendió lo histriónico del gesto", agrega Rosmarin, descendiente de inmigrantes polacos.

Según Rosmarin, Miller dio un discurso durante la campaña para el gobierno estudiantil en el que criticó que los estudiantes tuvieran que usar los cubos de basura, alegando que los conserjes habían sido contratados para eso.

Quienes interactuaron con él por aquellos años recuerdan que Miller tenía pocas aficiones conocidas más allá de la política radical y que no parecía feliz.

"Tenía mucho rencor. No se preocupaba por ir a bailes ni tener novias", recuerda el consejero Oscar de la Torre. "No recuerdo ni verlo sonreír".

Otros destacan que Miller era un estudiante seguro de sí mismo y vehemente a la hora de expresarse.

"Siempre defendía las ideas en las que creía", afirma en un comentario mandado por correo a Univision Noticias Mark Kelly, codirector de Santa Monica High en aquellos años. "No me sorprende saber que está trabajando en ese puesto para la organización Trump. Estamos orgullosos de estudiantes que siguen carreras de servicio a la comunidad o a nuestro país".

Conversión conservadora

Su antiguo amigo Islas afirma que no volvió a hablar con Miller en los cuatro años que coincidieron en la escuela de secundaria. "No me molestó perder un amigo porque el hecho de que Miller me rechazara por ser latino me demostró que era una persona de poca valía", asegura.

Recordando su amistad infantil, Islas encuentra irónico el hecho de que Miller fuera aficionado a Star Trek, una serie pionera al promover el entendimiento interracial.

Islas, que hoy es un periodista local en Santa Mónica, dice que no sabe qué pasó en la vida de Miller para experimentar su radicalización a edad tan temprana. En apariencia su vida familiar era estable, dice Islas, que fue invitado por Miller a su Bar Mitzvah, la ceremonia con la que los judíos celebran la llegada de la adolescencia.

Un artículo de Los Angeles Times señaló que el estatus económico de la familia de Miller sufrió un retroceso cuando el negocio familiar de bienes raíces se tambaleó. La familia se tuvo que mudar de una elegante comunidad al norte de Montana, en el norte de Santa Mónica, al sur de la ciudad, en una zona más asequible.

Miller ha dicho que se convirtió a la causa conservadora tras leer ' Guns, Crime, and Freedom' (Pistolas, Crimen y Libertad), el libro de 1994 del presidente de la Asociación Nacional del Rifle Wayne LaPierre.

De la Torre asegura que mucha gente en Santa Mónica se sorprende de que una persona tan reaccionaria pudiera haberse criado en una ciudad tan liberal, pero él cree que muchos otros comparten las ideas de Miller de manera menos abierta.

"Santa Mónica es liberal, pero hay mucho racismo y segregación", dice de la Torre. En la misma escuela existía una gran segregación, según los alumnos consultados. "Había mucha división entre razas, los estudiantes anglosajones se juntaban entre ellos y lo mismo pasaba con los latinos", dice Cynthia Santiago, quien fue presidenta estudiantil y miembro de MEChA.

Un acontecimiento que marcó el paso de Miller por Santa Monica High School fue el atentado del 11-S, que le reafirmó en sus posiciones nacionalistas. Mientras, sus compañeros se politizaban en dirección contraria, manifestándose contra la respuesta militar.

En Time to Kill (Hora de Matar), un artículo que publicó The Samohi, Miller revela su visión sobre el mundo musulmán, 15 años antes de trabajar en la orden ejecutiva que prohibiría la entrada a los extranjeros de siete países con población mayoritariamente musulmana.

"Todos hemos oído sobre lo pacífica y benigna que es la religión islámica, pero no importa cuántas veces lo digas, eso no puede cambiar el hecho de que millones de musulmanes radicales celebrarían tu muerte por el simple hecho de que eres cristiano, judío o estadounidense", escribió Miller.

Ni siquiera en su mensaje de despedida en el Anuario de Santa Monica High, Miller tuvo palabras conciliadoras: "No puede haber americanismo al 50-50 en este país. Solo hay espacio para un americanismo al 100%, solo para quienes son estadounidenses y nada más", escribió citando al expresidente Theodore Roosevelt para contrariar a los compañeros de escuela que hicieron alarde de sus identidades culturales compuestas en otras páginas de ese mismo libro.

Amigos radicales

Después de graduarse de Santa Monica High en 2003, Miller se matriculó en la Duke University, en Carolina del Norte, para estudiar Ciencias Políticas. Allí siguió escribiendo sobre sus ideas conservadoras en el periódico estudiantil y hablando en medios conservadores. Seguiría siendo asociado a personajes marginales en la política, como el creador del término Alt-Right Richard Spencer (aunque Miller se ha distanciado de él), el comentarista antiinmigrante David Horowitz o el nacionalista blanco Jared Taylor.

De la Torre dice que después de muchos años sin saber de Miller, recibió una llamada de él para invitarle a participar en un debate de radio con Taylor sobre la Hispanización de EEUU. En el show (que puede oírse en YouTube) Taylor alertaba que se está produciendo una "invasión" de mexicanos y que el gobierno no hace lo suficiente para frenarla.

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Stephen Miller, una de las piezas clave detrás de la política migratoria del presidente Trump

En 2009, Miller comenzó a trabajar para el senador de Alabama Jeff Sessions, considerado como el miembro más reaccionario y antiglobalista del Senado. Debido a esta trayectoria y simpatías ideológicas, no fue sorprendente para quienes le conocían bien ver a Miller dando fervorosos discursos introductorios de Donald Trump en campaña. Ahora en la Casa Blanca, hemos podido ver a Miller en el Despacho Oval, formando parte del círculo más cercano al presidente Trump.

Algunos de los estudiantes de Santa Monica High hablan ahora alarmados sobre el riesgo de dar tanto poder a alguien como Miller. "Es muy peligroso", advierte Islas. "Una cosa es un chico que hace comentarios inapropiados en el periódico de la escuela secundaria y otra completamente distinta es dejarle escribir órdenes ejecutivas".

Al oír los discursos de Trump, reconocen la voz de Miller. De hecho, Rosmarin dice que al releer los antiguos artículos tiene una sensación inquietante: "Parece que estás leyendo las palabras de Trump escritas por un adolescente de 16 años de California".

La expresidenta estudiantil Santiago, hoy abogada de inmigración, se lamenta de que él afecte ahora directamente la vida de sus clientes.

"Es muy impactante porque hace unos días pasé el fin de semana en el aeropuerto de Los Ángeles asistiendo voluntariamente a los inmigrantes que llegaban de los países afectados por su orden ejecutiva. Me conmueve que una vez compartí escuela con él".

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