“Estamos muy cerca de ver cuerpos colgados”: la violencia de los carteles por el control de la marihuana cruza la frontera
La persona que llamó al 911 reportó un tiroteo que ocurría en un bosque del norte de California. Sucedió poco después de las 7:30 pm del sábado pasado. Los policías que subieron a esa montaña encontraron a un hombre muerto por impactos de bala y a otros dos heridos, quienes fueron transportados a un hospital.
El enfrentamiento ocurrió dentro de un plantío ilegal de marihuana, cuyo dueño era un cartel mexicano, dijo Kristie Mitchel, vocera de la oficina de alguaciles del condado de Mariposa, a Univision Noticias.
La investigación preliminar arroja que hubo una disputa entre sembrados que detonó la balacera. En ese mismo lugar, los alguaciles de Mariposa ya habían encontrado armas de fuego durante un operativo que desmanteló otro sembradío ilícito.
“Hemos tenido el problema de los plantíos ilegales por muchos años”, indicó Mitchel, quien advierte que “todos los carteles” operan en esa zona boscosa, que está cerca del turístico parque nacional Yosemite.
A 260 millas al sur, en el desierto de Mojave, las autoridades también han registrado actos violentos que atribuyen a organizaciones criminales mexicanas que cultivan marihuana.
En julio de 2020, alguaciles del condado de Los Ángeles (LASD) encontraron dos víctimas de asesinato junto a un sembradío ilegal en un área no incorporada de Lancaster.
Y en marzo de 2021, los policías desenterraron cerca de Los Angeles Lake el cadáver de Mauricio Ismael Gonzalez Ramírez, un joven de 26 años que supuestamente trabajó en un plantío durante un mes y medio, para más tarde ser retenido en contra de su voluntad y asesinado de un disparo en la cabeza.
Tres indocumentados, cuyos nombres son Norberto Cruz Bautista, Apolinar Cruz Bautista y Rogelio Sánchez Gutiérrez, están bajo custodia acusados por esa muerte. González Ramírez y sus victimarios eran agricultores del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), de acuerdo con el diario Los Angeles Times.
La llegada de los campesinos de los carteles al desierto de Mojave, y con ellos su violencia, podría estar ligada a la despenalización del consumo recreativo de la marihuana en California desde enero de 2018.
El objetivo de los narcotraficantes es que sus invernadores pasen como negocios legítimos en una región en la cual hay decenas de campos de alfalfa, papa y zanahoria. En otras regiones se permiten ese tipo de granjas. Con esa estrategia los carteles, sobre todo el de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, los cuales dominan en California, evitan el contrabando de la droga a través de una frontera cada vez más vigilada y, al estar relativamente cerca de importantes carreteras, les facilita el transporte de sus cargamentos a otros estados.
Pero operar tan cerca de los vecindarios terminó por exponerlos. Con el intenso olor de la hierba llegaron las quejas de los residentes en el Valle del Antílope y no pudieron callarlos con amenazas, como quizás lo habrían logrado si estuvieran en México.
Un decomiso de $1,200 millones
De 150 cultivos que agentes del Buró de Narcóticos de los Alguaciles de Los Ángeles detectaron en el Valle del Antílope en 2020, la cifra se disparó a más de 500 en lo que va de este año. Sus operativos detectaron sofisticados sistemas de cultivo, que incluían carpas de hasta 100 pies (30 metros) de largo, pipas que robaban agua de pozos de granjas y casas rodantes en las que dormían campesinos y guardias.
Más de 400 policías y agentes antinarcóticos participaron a principios de junio en una acción que duró 10 días y que concluyó con el mayor decomiso de marihuana en la historia de Los Ángeles.
Confiscaron unas 373,000 plantas y 33,480 libras de la hierba ya cosechada en varios sitios, que se habrían vendido en las calles por casi 1,200 millones de dólares.
También detuvieron a 131 personas que trabajaban para carteles mexicanos y grupos criminales asiáticos y armenios. La mayoría de los arrestados eran indocumentados y en algunos sitios donde se realizaron cateos, todos habían cruzado la frontera ilegalmente. Tenían en su poder 33 armas de fuego (incluyendo rifles automáticos), 65 vehículos y 28,000 dólares en efectivo que se cree usarían para pagar los sueldos de los trabajadores.
El año pasado, tras varios operativos, más de 160 personas fueron detenidas y les quitaron 60 armas.
“Se preguntarán ¿Por qué esta gente está armada? Y no vimos ninguna resistencia, porque normalmente corren hacia el desierto o se rinden. Pero esto (su armamento) está diseñado para atacar a otros carteles, básicamente no hay honor entre ladrones. Su mayor amenaza es ser atacados por otros carteles, que les roben su cosecha. También se usa para intimidar a residentes locales, espantar a la gente que se acerca a los cultivos. Esto es muy peligroso”, dijo Alex Villanueva, jefe de los alguaciles de Los Ángeles, en una conferencia el jueves, en la cual se anunciaron los resultados del más reciente operativo de erradicación.
Villanueva cree que le dieron un golpe tan duro a las finanzas de los carteles que estos dejarán por completo este método para producir cannabis. De hecho, ya habían modificado su modus operandi, al dejar de instalar campamentos en el corazón de las fértiles reservas forestales de California, a los cuales llegaban haciendo largas caminatas.
“Les garantizo que se van a cambiar a operaciones a puertas cerradas. Van a buscar bodegas. Tienen mansiones multimillonarias que convierten en plantíos… es un paso lógico en las operaciones de estos carteles”, agregó Villanueva.
“Eso es lo que viene”
Fueron los propios habitantes del desierto de Mojave quienes decidieron denunciar a los trabajadores de los carteles mexicanos, a pesar de que estos llegaron a mostrarles sus armas de fuego para intimidarlos. Se cansaron de que el intenso olor a marihuana los mantuviera encerrados en sus casas y hasta los partidos infantiles se suspendieron temiendo que los niños enfermaran al inhalar ese aroma, según la Policía.
El congresista Mike García, representante del Distrito 25 de California, contó en la conferencia que en abril hizo un vuelo de reconocimiento en el helicóptero de un departamento de alguaciles en el cual le mostraron un invernadero ilegal. Al aterrizar coordinó una reunión con vecinos de la zona, en la cual un hombre armado, que él asegura era miembro de un cartel mexicano, los escuchó atentamente.
“Los testimonios que escuchamos de los residentes fueron absolutamente trágicos. Eran amenazados a diario por miembros de los carteles con armas… Cuando estábamos en esa reunión un miembro armado de un cartel estaba en primera fila. Estaba ahí para mandar un mensaje claro, no para mí, sino para los residentes, de que hablar con políticos sobre este problema era una mala idea”, dijo el legislador federal.
García contó que los vecinos identificaron al hombre y lo denunciaron. El congresista dijo que no podía revelar cuál era la situación legal de esa persona, pero aseguró que ese asunto “se está atendiendo ahora”.
Rex Parris, alcalde de Lancaster, una de las ciudades desérticas donde recientemente encontraron plantíos de marihuana ilegales, escuchó alarmado la narración del congresista y advirtió que sucesos como ese se repetirán si las autoridades no reaccionan a lo que están haciendo los narcos mexicanos.
“Estamos hablando de los carteles, no sobre gente vendiendo marihuana que cultiva en su patio trasero… Estamos muy cerca de manejar por las carreteras y ver cuerpos colgados en los puentes. Eso es lo que viene. Y si tienen alguna duda nuestros ciudadanos tienen que ver esto”, dijo el alcalde levantando uno de los rifles automáticos que les confiscaron a los sembradores.
“Esto está pasando. La gente está caminando hacia sus casas y ellos les dicen: puedo ser amable o malo. Están amenazando en cada oportunidad”, agregó Parris.
El rifle que tomó el funcionario y varias armas se exhibieron sobre una mesa. Parris dijo que esa imagen solo la había visto en las conferencias de las autoridades de México. “Eso es lo que viene”, insistió.