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Extorsión

De una cárcel de México a California: la conexión criminal de los ‘secuestros virtuales’

Las autoridades extraditaron esta semana a un pandillero de Los Ángeles que era el jefe de una banda que se dedicaba a extorsionar a residentes del sur de California fingiendo que habían raptado a sus seres queridos. Operaban desde una prisión en la Ciudad de México.
13 Nov 2020 – 11:09 AM EST
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Cuando el Buró Federal de Investigaciones (FBI) les siguió la pista a múltiples denuncias de ‘secuestros virtuales’, como les dicen a las extorsiones telefónicas que fingen el rapto de familiares, que habían ocurrido en California llegó hasta la cárcel de Santa Martha Acatitla, en la Ciudad de México.

El supuesto líder de esa banda criminal que estafó a por lo menos 30 personas en Los Ángeles y en otras ciudades de Estados Unidos es un pandillero californiano que estaba preso en México desde 1996 por cometer dos asesinatos. Julio Manuel Reyes Zúñiga, alias ‘Muñeco’ y de 48 años, llegó este miércoles al aeropuerto internacional de Los Ángeles (LAX) luego de ser extraditado.

Reyes Zúñiga dirigía desde su celda, usando teléfonos que entraban de contrabando al reclusorio, a un grupo de reos que le ayudaban a llamar a las víctimas afirmando que habían secuestrado a sus hijos y seres queridos. Muchos cayeron en el engaño y les entregaron miles de dólares.

La investigación descubrió que esta célula delictiva incluso tenía cómplices en el sur de California que se encargaban de recibir en persona el pago de los 'rescates' y luego le enviaban el dinero a Zúñiga, quien lo recibía hasta el interior de dicha prisión en la Ciudad de México.

En otras ocasiones, las víctimas hacían transferencias de dinero a México o, siguiendo las órdenes de estos delincuentes, compraban aparatos electrónicos, como iPads y iPhones, según la acusación federal.

Los ‘secuestros virtuales’ ocurrieron entre el 15 de septiembre de 2015 y el 29 de junio de 2018. Las llamadas se realizaron al azar a teléfonos en los condados de Los Ángeles, Orange y Santa Bárbara, de acuerdo con el Departamento de Justicia (DOJ).

El jefe de esta banda ha sido identificado como un miembro de la pandilla Rancho San Pedro Locos, la cual opera en el oeste del vecindario hispano de San Pedro, en el área del puerto de Los Ángeles.

El dinero le llegaba hasta su celda

Este hombre terminó de cumplir su condena en México en 2019 y desde entonces estuvo detenido por la solicitud de extradición que hizo el gobierno estadounidense.

Un gran jurado federal lo acusó de 31 cargos en septiembre del año pasado. Se le acusa de conspiración para cometer extorsión, comunicación desde el extranjero con la intención de extorsionar y lavado de dinero.

“Reyes Zúñiga y otros que trabajaban bajo su dirección supuestamente exigieron el pago de un rescate en forma de transferencias bancarias, entregas de efectivo en ubicaciones o la compra de dispositivos electrónicos, como iPhones o iPads”, señala la Fiscalía.

“Una vez que se transfirieron o entregaron los fondos, las personas en México entregaron las ganancias al preso Reyes Zúñiga”, agrega la acusación.

Los fiscales señalan a por lo menos cuatro cómplices de este delincuente, aunque sus nombres no han sido publicados. Las 30 víctimas citadas en este caso son identificadas solo por sus iniciales. Varios documentos relacionados con esta investigación están sellados por órdenes judiciales.

Si Reyes Zúñiga es declarado culpable de todos los cargos enfrentaría una sentencia a 20 años de prisión por cada delito en la acusación, lo cual lo dejaría en la cárcel por el resto de su vida.

Este caso fue investigado por el FBI, la agregaduría de esta agencia en la Ciudad de México, la oficina de investigaciones criminales del Servicio de Recaudación de Impuestos, así como por los Departamentos de Policía de Los Ángeles (LAPD), Beverly Hills, San Diego y Orange.

“Le sentí la voz igualita”

El FBI advierte desde mayo de 2019 que ha recibido más denuncias por ‘secuestros virtuales’ y subraya que los delincuentes han cambiado sus tácticas. Este delito ha estado bajo su lupa desde hace más de 20 años. La gran mayoría de las víctimas son inmigrantes hispanos que viven en estados fronterizos.

Una de las alertas más recientes fue emitida el 27 de marzo, en la cual se menciona que varias personas de Nuevo México recibieron llamadas pidiendo el pago de un rescate por un familiar 'raptado'. Y en septiembre de 2019, el FBI informó que hubo un incremento en este delito afectando a vecinos del Valle del Río Grande, en Texas.

Esta primavera, la dependencia descubrió una nueva modalidad: los delincuentes llamaron a hoteles del área de Tucson, Arizona, para decirles a sus víctimas que el lugar estaba rodeado de policías. Les convencieron de que cruzaran la frontera, se registraran en un hotel de México y que desde allí hicieran una videollamada. De ésta tomaron imágenes que después enviaron a sus familiares para advertirles que los tenían secuestrados y les pidieron dinero para liberarlos.

Univision Noticias reportó en agosto el caso de una inmigrante colombiana de 71 años que les entregó todos sus ahorros, unos $2,000, a un grupo de estafadores que le hicieron creer eran miembros del Cartel de Sinaloa que tenían secuestrada a su hija.

“Yo le sentí la voz igualita, como si mi hija estuviera llorando, eso fue lo que me impresionó”, contó la mujer recordando aquellas llamadas amenazantes.

“Los ‘secuestros virtuales’ ocurren cuando a una víctima desprevenida se le informa por teléfono que su familiar ha sido secuestrado. Cuando la víctima contesta el teléfono, generalmente hay una voz asustada o jadeante en el teléfono suplicando ayuda. Luego, mediante engaños y amenazas, el criminal obliga a la víctima a pagar un rescate”, describen las autoridades en el caso criminal de Reyes Zúñiga.

“El criminal también amenaza con dañar a la supuesta víctima del secuestro si (…) se comunica con la policía (…) Nadie es secuestrado físicamente en estos esquemas, pero a menudo son traumáticos para todos los involucrados”, señala la Fiscalía.

El FBI advierte que entre 2013 y 2015 casi todas las llamadas de ‘secuestros virtuales’ se realizaron desde cárceles mexicanas. También detectó que algunos estafadores hablan inglés.

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