Los retratos y objetos personales de 70 víctimas mortales de la represión a las protestas contra el presidente Daniel Ortega en Nicaragua están expuestos en el nuevo ‘Museo de la Memoria: ama y no olvida’, en Managua, desde el 30 de septiembre de 2019. Una iniciativa con la que los padres y madres de las víctimas aspiran "dignificar y honrar la memoria de nuestros familiares asesinados”. Crédito: Alfredo Zuniga/AP
Desde abril de 2018, el conflicto político en Nicaragua ha dejado más de
300 muertos, casi un millar de presos políticos y decenas de miles de exiliados. La muestra fue impulsada por 70 integrantes de la Asociación Madres de Abril (AMA), quienes tuvieron el valor de permitir que las pertenencias y las imágenes de sus seres queridos asesinados fueran exhibidas. Crédito: Oswaldo Rivas/Reuters
Para los familiares, el museo ha sido una forma de contrarrestar la narrativa oficial del gobierno de Ortega, quien ha calificado estas muertes como “una gran mentira”. All`í se pueden ver los calcetines del pequeño de un mes de nacido Hamer García, el carrito rojo con el que jugaba Michael Cruz, la pelota de béisbol del último juego de Franco Valdivia, o la bata blanca con la que Daniel Reyes atendía mascotas,
todos víctimas de la represión. Crédito: Alfredo Zuniga/AP
Además de las fotografías, el espacio está lleno de cientos de pertenencias las que quedaron sin sus dueños: ositos de peluche, libros, trompetas, zapatos, mochilas, trofeos, balones o camisas. Los objetos y las fotos están acompañados de la información de cada caso. Crédito: Oswaldo Rivas/Reuters
El gobierno insiste en calificar a las víctimas como "delincuentes comunes", sin embargo, según los miembros de AMA la mayoría de los fallecidos eran estudiantes, deportistas o campesinos. Frente a la bata blanca en la pared está Cándido Reyes, papá de un aspirante a veterinario fallecido al recibir el disparo de un supuesto francotirador el 30 de mayo de 2018. "Nosotros no la sacamos en todo este tiempo, hasta el día que la entregamos aquí para ponerla en el museo. Es realmente duro esto", dijo a la agencia EFE. Crédito: Jorge Torres/EFE
"Me siento muy bien porque así nuestros hijos nunca van a ser olvidados, Josué está en mi corazón, donde quiera que yo ande él siempre está conmigo, y cada una de las madres así lo sentimos", dijo Elizabeth Velásquez frente a una medalla de taekwondo que había ganado su hijo asesinado."No están con nosotros, pero espiritualmente en nuestros corazones siempre están presentes. Aquí estamos las madres exigiendo verdad, justicia, reparación y no repetición", dijo a Susana López. Crédito: Oswaldo Rivas/Reuters
Margarita Mendoza, madre de Javier Munguía, insiste en que las víctimas "querían una Nicaragua libre (...), que el mundo sepa que ellos existen aún, que si sus cuerpos no están, están sus recuerdos, que eran seres humanos, seres amados". El museo será desinstalado a fines de octubre y volverá a abrir sus puertas con recuerdos de otras víctimas en una fecha todavía no definida. Crédito: Alfredo Zuniga/AP
En una esquina, al fondo, se encuentra la patineta de Alvaro Conrado, un adolescente que murió en abril de 2018 porque varios hospitales le negaron la atención médica tras recibir el disparo de un supuesto francotirador en la garganta. "El niño, para uno siempre van a ser niños", comentó su padre en la exposición. Crédito: Alfredo Zuniga/AP
Los miembros de AMA creen que mantener la memoria histórica colectiva ayudará a que Nicaragua no vuelva a vivir violencia por razones políticas, una experiencia que los nicaragüenses no pensaron repetir tras
la caída del dictador Anastasio Somoza Debayle, en 1979, cuando Ortega gobernó Nicaragua por primera vez. Crédito: Alfredo Zuniga/AP