A los pocos meses de su nacimiento, una infección por una bacteria dañó el cerebro de Kailyn, lo cual cambió por completo su vida y la de su familia, que no se ha rendido en su lucha por darle una vida mejor a su pequeñita. Las 23 horas que recorren para llevarla al CRIT de San Antonio, Texas, no han sido un impedimento, y el ver lo feliz que es con su rehabilitación es su mayor recompensa.