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Ella fue rechazada por su peso e hizo una carta que merece ser leída por todos nosotros

Publicado 28 Oct 2016 – 11:52 AM EDT | Actualizado 26 Mar 2018 – 10:34 AM EDT
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Lo que nos define no es nuestro peso ni nuestra belleza, es nuestra alma.

Pueden no atraerte las personas con sobrepeso, así como pueden no gustarte las personas rubias con ojos claros, o quizá las que tienen bajo peso. Cada persona tiene sus propios gustos y ninguno de nosotros puede (ni debería) obligarlos a cambiar. Pero hay algo que ni tú ni yo deberíamos aceptar: denigrar a una persona porque no se asemeja a nuestros gustos.

Quizá no nos enamoremos, quizá no querramos tener relaciones sexuales con ellos, pero eso no implica que los rechacemos y le digamos que son personas horribles, feas. Podemos seguir nuestro camino sin lastimar a otras personas.

Esta mujer tuvo un encuentro con un hombre que luego la rechazó por ser gorda. No se animó a hacerle frente a los estereotipos de la sociedad y la rechazó de una manera muy denigrante. Ella optó por hacer una carta, pero no solo para él sino para todas las personas, para abrirnos la cabeza e invitarnos a que no caigamos en eso. Para que  nos guiemos por nuestros gustos sin herir a otras personas.

“Oye, tú…

Ha pasado un tiempo desde que nos vimos el uno al otro. Es posible que me recuerdes por ser la chica corpulenta de tamaño 16-18 que rechazaste diciendo que no te gustaría que te vieran conmigo. Quizá me recuerdes como la chica pelirroja que quería salir contigo. O puede ser que me recuerdes como la chica que rompió a llorar luego de que, básicamente, hayas dicho que te tendrían que pagar para que estés conmigo.

(...) No te culpo por rechazar a mujeres por las que no te sientes atraído. Te culpo por decirles que están gordas. Te culpo por decirlo en voz alta. Te culpo por rechazarlas de la manera más insensible, sin corazón y repugnante que se podía rechazar a alguien. Te culpo porque sí estás dispuesto a dormir con una mujer así, pero no a salir con ellas, simplemente porque eres demasiado débil para hacerle frente a las expectativas de la sociedad.

(...) Yo he perdido peso luego de ir a una terapia hormonal. He perdido peso, pero no para ti sino para mi. He perdido peso porque quería asegurarme de verme bien con la ropa que me gusta usar. 

¿Sabes qué? Las mujeres somos hermosas así como somos. Tú, por el contrario, no eres bello. Incluso si tienes unos ojos que podrían ser portada de revista, nunca serás hermoso. La belleza no está en la piel. Las apariencias se desvanecen y la verdadera belleza se mantiene cuando el cuerpo ya no es joven. Cuando tengas 80, la gente te querrá por el ser humano maravilloso que eres. (...) Pero tú no tienes belleza. Todo lo contrario, eres horrible. Eres horrible porque haces del mundo un lugar peor para otras personas.

No eres malo por preferir a las personas delgadas, eres malo porque demuestras rechazo hacia las personas con problemas de peso

Así, mientras que las mujeres que tienen peso extra pueden bajarlo, tú seguirás siendo así y eso es muy difícil de cambiar”.

¿Qué te pareció su carta? Es verdad, la verdadera belleza no está en nuestro exterior.

Si alguien no nos atrae físicamente no tenemos por qué estar con ellos, pero sí se merecen respeto. Porque tus gustos son tuyos, pero no los de todos los demás. Y lo que decimos puede afectar a esa persona y a muchas otras.

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