Encadenados, sin comida ni juguetes: el infierno en el que crecieron los 13 hijos de los Turpin
LOS ÁNGELES, California.- "Crímenes como estos suceden tras puertas cerradas y en cuartos oscuros": 13 niños, algunos ya adolescentes y hasta adultos, encadenados a sus camas, soportando años de abuso y maltrato emocional y físico por parte de sus propios padres. Dormían de día y estaban despiertos de noche, solo se podían bañar una vez al año, nunca jugaron con juguetes, solo recibieron castigos. No es una película de terror, es el caso que hoy despierta la indignación y asombro en todo el país.
La 'casa del horror', así han descrito la vivienda de Riverside donde estaban cautivos los 13 hijos de David y Louise Turpin, una pareja que logró ocultar durante décadas su "conducta depravada". Estas fueron las palabras que utilizó el fiscal Michael Hestrin para describir lo que sucedía en el 160 de Muir Woods Road, en la ciudad de Perris, al presentar los cargos por tortura y abuso infantil en contra de los Turpin.
"Como fiscal hay algunos casos que te espantan", dijo Hestrin a los medios. "Algunos de ellos tienen que ver con depravación humana y eso es justamente lo que estamos enfrentando aquí".
Los 13 hermanos Turpin, con edades desde los 2 hasta los 29 años, crecieron en un ambiente inimaginable: dormían todo el día y estaban despiertos en la noche. "Las 13 víctimas, incluyendo los acusados, se iban a dormir alrededor de las 4:00 y las 5:00 de la mañana, dormían todo el día y estaban despiertos durante la noche".
La intención de los padres, aparentemente, era tratar de aislar a estos niños y jóvenes del mundo real, pues no hay mucha información que ni siquiera los vecinos tuvieran de esta familia, que vivía en esa casa desde agosto de 2014.
Los abusos, que gradualmente se convirtieron en tortura, empezaron desde que residían en el área de Fort Worth en Texas, estado en el que vivieron durante 17 años. Allí, los padres presuntamente convivían aparte de sus hijos y les llevaban comida de vez en cuando.
En 2010 se mudaron a Murrieta, California, y en 2014 compraron por 351,000 dólares -según registros oficiales- su actual residencia, la casa en Perris donde fueron encontrados este fin de semana.
En cuatro dormitorios y tres baños de esa casa se vivieron horrores, contados por las propias víctimas al ser rescatadas. Los padres compraban comida para ellos y no la compartían. Por ejemplo, llevaban pasteles de manzana que solo podían ver desde lejos los hijos, a los que no les permitían casi ni comer: solo una vez al día.
"Cuando no estaban encadenados en sus cuartos, eran alimentados muy poco y de acuerdo a un horario", detalló el fiscal Hestrin.
Los duros castigos
No se les permitía tener juguetes. Sin embargo se encontraron muchos en la casa, pero en su empaque original y sin abrir. Pero esa no era la peor parte, sino los castigos a los que eran sometidos y por razones impensables.
Al momento de ser rescatados, los 13 hijos de los Turpin estaban desnutridos, sucios, algunos estaban encadenados a las bases de sus camas. Las víctimas reportaron que como castigo, hace muchos años, empezaron a amarrarlos primero con cuerdas, pero cuando uno de ellos escapó, comenzaron a usar cadenas con candados para retenerlos.
"Estos castigos duraban por semanas e incluso meses seguidos", detalló el funcionario.
Los castigos que estos padres daban a sus hijos incluían "golpes frecuentemente" y hasta "estrangulamiento". Uno de los motivos por los que los castigaban era si los encontraban lavándose las manos más allá de la muñeca, los acusaban de estar "jugando con el agua" y los encadenaban. No se les permitía bañarse más de una vez al año.
Los investigadores también aseguran que las "evidencias circunstanciales" que encontraron en la casa indican que no los liberaban de sus cadenas ni para ir al baño.
"¿Qué es un policía?"
Muchos se preguntan cómo hacían para mantener ocultos sus crímenes los Turpin sin que nadie lo notara o cómo era su relación con el resto de la sociedad para lograrlo. Los vecinos afirman que jamás notaron algo extraño en ese hogar.
Se sabe que David Turpin tenía un trabajo como ingeniero en Northrop Grumman, una compañía de tecnología aeronáutica y de defensa, de donde se cree que provenía el ingreso para la familia.
Las autoridades creen que todos los hijos nacieron en hospitales, pero aseguran que ninguna de las víctimas ha visto a un doctor en más de cuatro años y ninguno había visto en su vida a un dentista.
En la misma dirección de su casa en Perris aparece registrada Sandcastle Day School, una escuela privada del kínder al grado 12 que abrió en el año escolar 2014-15. El padre aparece como director de la misma. Durante el año escolar 2016-17, esa casa-escuela tuvo una inscripción de seis alumnos, cada uno en un grado distinto, del quinto al duodécimo.
Aunque se supone que recibían educación en casa, no tenían conocimientos básicos, no se sabe en realidad qué les enseñaban sus padres. "Muchos de los niños no tenían idea que era un agente de policía", dijo el fiscal en medio del asombro.
Agregó que al menos uno de los hijos mayores asisitó a clases por fuera, pero no entró en detalles de su experiencia en algún college. Lo que saben hasta el momento es que Louise, la madre, lo acompañaba y esperaba afuera del salón y cuando la clase terminaba, lo llevaba a la casa.
Los padres de David Turpin han dicho en entrevistas que los hijos recibieron "educación en el hogar muy estricta" y les pedían memorizar pasajes de la Biblia. La familia creció bajo la doctrina Pentecostal, aunque no se les veía en ninguna iglesia de la zona.
El plan de escape
La Fiscalía reveló que este horrible caso se descubrió gracias al escape que planearon durante dos años los hermanos Turpin y que finalmente llevó a cabo una de las adolescentes, de 17 años, al escapar por la ventana para avisar a la Policía lo que sucedía.
"La de 17 años que escapó había estado trabajando en un plan por más de dos años con sus hermanos para escapar de los abusos. Escapó por la ventana y se llevó a una de sus hermanas con ella, que eventualmente se regresó a la casa porque estaba asustada", especificó el fiscal Hestrin.
Los hijos de los Turpin guardaban cientos de diarios que son una de las evidencias más importantes del caso, pues allí podrían estar los detalles más escabrosos de lo que realmente ocurrió en esa casa.
La razón por la que las autoridades están ofreciendo información sobre los horrores que vivieron estos niños y jóvenes es precisamente porque quieren que cualquiera que sepa más al respecto colabore con el caso. "Alguien debió haber visto algo, alguien debe saber algo. Necesitamos su ayuda", urgió el fiscal.
Si alguna persona tiene información adicional piden que llamen al (951)955 5400.