La última herencia criminal de 'El Chapo' Guzmán: el mortal fentanilo que causó una crisis en EEUU
Hace una década, el entonces fugitivo Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, uno de los jefes del Cartel de Sinaloa, ya había construido una red de laboratorios clandestinos y su plan era tener el que produjera la mayor cantidad de metanfetamina o “cristal” en todo México. Pero su visión criminal no terminaba allí.
Ahora se sabe que en esa época el narcotraficante ordenó que uno de esos sitios en el estado fronterizo de Sonora empezara a fabricar una nueva droga sintética que estaban haciendo en China: fentanilo. Incluso mandó a miembros de su banda criminal al país asiático para que exploraran el negocio ilícito que venía.
“Platiqué con 'El Chapo' para hablar del precio del fentanilo y mandaron gente a China, en 2013 y 2014, para traer fentanilo", declaró ante las autoridades estadounidenses Dámaso López Núñez, alias ‘El Licenciado’ y quien era uno de los operadores financieros del cartel.
La entrevista con López Núñez ocurrió en enero y parte de lo que reveló en esta fue redactado en la solicitud que Estados Unidos entregó hace unos días a la Fiscalía General de la República (FGR) pidiendo la extradición de Ovidio Guzmán López, hijo de ‘El Chapo’, que fue detenido a principios de año en el poblado de Jesús María, Sinaloa.
Ovidio Guzmán y sus tres hermanos mayores continuaron lo que inició su padre respecto al lucrativo tráfico de fentanilo.
De 2008 a 2017, el cartel tenía la mayor parte de su producción de metanfetamina en Huatabampo, a 93 kilómetros (57 millas) al sur de Ciudad Obregón, capital de Sonora. Hasta su muerte a tiros en Culiacán en 2008, Édgar Guzmán López, otro hijo de ‘El Chapo’, era el encargado de traer jugo de efedrina desde Argentina y lo entregaba a su padre y a su hermano menor Ovidio Guzmán, entonces un adolescente, para que hicieran “cristal” en laboratorios en los alrededores de Culiacán, aseguró López Núñez.
El Departamento de Estado de EEUU afirma que Ovidio Guzmán, el menor de la dinastía, dio sus primeros pasos en el crimen organizado a la edad de 18 años, tras el asesinato de Édgar Guzmán. El gobierno asegura que él y su hermano Joaquín Guzmán López, quien tenía 22 años, "heredaron gran parte de las ganancias de los narcóticos y comenzaron a invertir grandes cantidades de dinero en efectivo en la compra de marihuana en México y cocaína en Colombia”.
Años más tarde se volvieron líderes de una facción del cartel que supervisaba alrededor de 11 laboratorios en Sinaloa que producen entre tres y cinco toneladas de metanfetamina cada mes, las cuales distribuyen en EEUU con la colaboración de traficantes de ese país y de Canadá.
Dos carteles compiten en el tráfico de fentanilo
La influencia de Ovidio Guzmán subió después de que sus pistoleros lograron rescatarlo de un operativo militar que lo detuvo brevemente en el llamado ‘Culiacanazo’ en octubre de 2019. Quemaron vehículos, secuestraron efectivos del Ejército y se apostaron afuera de una unidad habitacional de familiares de soldados. Un segundo operativo militar, realizado el pasado 5 de enero, logró recapturarlo.
Los Guzmán López y sus hermanos Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, hijos de quien es la esposa oficial de ‘El Chapo’, Alejandrina Salazar, dirigen una célula del Cartel de Sinaloa que envía miles de pastillas y de kilos de polvo de fentanilo hacia Estados Unidos, según la agencia narcóticos DEA.
También el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) le entró a la producción y tráfico de esa droga, que es 50 veces más potente que la heroína y que combinan con otras sustancias para elevar su potencia.
La última herencia criminal de ‘El Chapo’, quien purga una condena a cadena perpetua en una prisión de máxima seguridad en Colorado, pero no lo acusaron por el trasiego de fentanilo, se padece en las calles de Estados Unidos.
Más de 70,000 personas murieron en este país a causa de opioides sintéticos, principalmente fentanilo, en 2021. Cada vez más se difunden casos de niños que perdieron la vida por consumir estas pastillas, que los traficantes ofrecen a bajo costo a través de las redes sociales. También las fabrican con diseños y colores semejantes a golosinas, para captar a un mercado más joven. Es el “fentanilo arcoíris”.
Los hispanos también han sido golpeados por esta crisis de salud, a pesar de que han tenido tasas de sobredosis históricamente más bajas en comparación con los blancos.
De 2007 a 2019, los fallecimientos de latinos por opioides mezclados con cocaína aumentaron un 729% y por mezclas con metanfetaminas subieron 4,600%, de acuerdo con un reciente informe publicado en el American Journal of Epidemiology.
Hace una semana, la DEA emitió una alerta al público por una todavía más peligrosa combinación de fentanilo con xilazina, un poderoso sedante para caballos que también es conocido como ‘tranq’. Agentes antinarcóticos han decomisado esta mezcla en 48 de los 50 estados del país. El año pasado, advierte la DEA, el 23% del polvo de fentanilo y el 7% de las píldoras incautadas tenían xilazina.
“Los carteles de Sinaloa y Jalisco están operando en más de 40 países alrededor del mundo y trafican fentanilo y metanfetamina, que están causando daños catastróficos en comunidades de todo Estados Unidos”, declaró Anne Milgram, administradora de la DEA, al anunciar que la dependencia ha creado equipos especiales dedicados específicamente a desmantelar ambos grupos criminales.
Hasta ahora esos esfuerzos no han rendido tantos frutos. El año pasado, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) confiscó 14,700 kilos (32,400 libras) de fentanilo, la cifra más alta en su historia. En lo que va de este año fiscal ya han decomisado 11,000 kilos (24,200 libras).
Los ‘superlaboratorios’ de Ovidio Guzmán
En Los Ángeles, California, considerado el principal centro de distribución de los carteles de Sinaloa y CJNG, las incautaciones son más grande conforme empeora la situación. A mediados de 2022, la DEA había encontrado por primera vez un millón de pastillas de fentanilo, valoradas hasta en 20 millones de dólares. Operadores del Cartel de Sinaloa las tenían en una casa de Inglewood.
Pero el récord fue igualado hace tres semanas, el 9 de marzo, cuando una operación encubierta llevó al decomiso de la misma cantidad de píldoras que estaban ocultas en un auto compacto Volkswagen Jetta, que estaba estacionado en un hotel de la ciudad de El Monte. La mercancía está lista para entregarse a compradores que ya habían adquirido 10,00 pastillas y que en realidad trabajaban con la DEA.
Tres jóvenes, uno de estos originario de Sinaloa, fueron arrestados: Florencio Camacho Allan, de 28 años; Gerardo Gaixola Patiño, de 29; y Alex Valdez Oroz, de 25. Ahora enfrentan una condena de hasta cadena perpetua, informó el Distrito Central de California de la Fiscalía federal.
Este lunes se informó sobre un acuerdo tentativo entre los gobiernos de Estados Unidos y México para contrarrestar la entrada de fentanilo a través de la frontera sur. EEUU se comprometió a reforzar sus operativos para detener el flujo de armas hacia el vecino país, mientras que México se enfocaría en la destrucción de los laboratorios de los carteles en su territorio, de acuerdo con NBC News.
En este último esfuerzo participarían militares y policías mexicanos, con agencias de EEUU.
Esta posible coordinación binacional podría fin a semanas de tensiones entre ambos países por el fentanilo. A ese ríspido debate abonó que legisladores estadounidenses pidieran que los carteles sean declarados grupos terroristas para que las Fuerzas Armadas de EEUU actúen allá. En respuesta, las declaraciones del presidente Andrés Manuel López Obrador fueron combativas y hasta imprecisas.
“Ya agarraron lo del fentanilo, que ‘es responsabilidad de México’. Aquí nosotros no producimos fentanilo y nosotros no tenemos consumo de fentanilo”, dijo López Obrador el pasado 9 de marzo, durante su conferencia de prensa matutina.
Lo cierto es que los narcos sí producen dicha sustancia en México, pero dependen de productos químicos provenientes de China e India. Luego cruzan por la frontera paquetes de pastillas y polvo.
La DEA advierte que incluso hay “súper-laboratorios” en México que generan al menos 10 libras de fentanilo y de “cristal” por cada ciclo de producción. Algunos de estos sitios son operados por la facción de Ovidio Guzmán y por otros traficantes del Cartel de Sinaloa.
Entre los responsables de suministrar los químicos base al grupo de Ovidio Guzmán están los hermanos Ludim Zamudio Lerma y Luis Alfonso Zamudio Lerma, según el Departamento del Tesoro. Estos hermanos son dueños de inmobiliarias, empresas exportadoras, una ferretería y una farmacia en Culiacán. Ambos fueron fichados por el gobierno estadounidense a finales de febrero.