La salud mental en la niñez: ¿cuándo buscar ayuda?

Criar a un niño puede ser un reto. Aun en las mejores circunstancias, sus comportamientos y emociones pueden cambiar con frecuencia y rápidamente. Hay momentos en que todo niño se pone triste o está ansioso, irritable o agresivo. A veces resulta difícil para los niños quedarse quietos, prestar atención o interactuar con los demás. En la mayoría de los casos, estas son solo fases normales del desarrollo. Sin embargo, en el caso de algunos niños, estos comportamientos pueden indicar un problema más grave.
Los trastornos mentales pueden comenzar en la niñez. Algunos ejemplos incluyen trastornos de ansiedad, trastorno de déficit de atención con hiperactividad, trastorno del espectro autista, depresión y otros trastornos del estado de ánimo, trastornos de la alimentación y trastorno por estrés postraumático. Sin tratamiento, estos trastornos de salud mental pueden impedir que los niños alcancen su máximo potencial. Muchos adultos que buscan tratamiento de salud mental reflexionan sobre el impacto que los trastornos mentales tuvieron en su infancia y desearían haber recibido ayuda antes.
¿Cómo puede distinguir entre los comportamientos desafiantes y las emociones que son parte normal del crecimiento y los que son motivo de preocupación? En general, considere buscar ayuda si el comportamiento de su hijo persiste durante algunas semanas o más, ocasiona angustia a su hijo o su familia, o interfiere con su desempeño en la escuela, en la casa o con sus amigos. Si el comportamiento de su hijo es peligroso o si habla de querer hacerse daño a sí mismo o a otra persona, busque ayuda de inmediato.
Los niños pequeños pueden beneficiarse de una evaluación y de tratamiento si:
● Tienen rabietas frecuentes o están sumamente irritables la mayor parte del tiempo.
● A menudo hablan acerca de sus temores o preocupaciones.
● Se quejan de dolores frecuentes de estómago o de cabeza, sin ninguna causa médica conocida.
● Están moviéndose constantemente y no pueden sentarse tranquilamente (excepto cuando están viendo videos o jugando videojuegos).
● Duermen demasiado o muy poco, tienen pesadillas frecuentes o parecen que tienen sueño durante el día.
● No están interesados en jugar con otros niños o tienen dificultad para hacer amigos.
● Tienen problemas académicos o sus calificaciones han bajado recientemente.
● Repiten acciones o revisan las cosas muchas veces por temor a que algo malo pueda suceder.
Los niños mayores y los adolescentes pueden beneficiarse de una evaluación y un tratamiento si:
● Han perdido interés en las cosas que solían disfrutar.
● Tienen poca energía.
● Duermen demasiado o muy poco, o parecen tener sueño durante el día.
● Pasan cada vez más tiempo a solas y evitan las actividades sociales con amigos o familiares.
● Hacen dieta o ejercicio de manera excesiva, o tienen miedo de aumentar de peso.
● Se autolesionan (como cortarse o quemarse la piel).
● Fuman, beben o consumen drogas.
● Participan en conductas arriesgadas o destructivas, ya sea a solas o con amigos.
● Tienen pensamientos de suicidarse.
● Tienen períodos de mucha energía y actividad, y necesitan dormir mucho menos de lo habitual.
● Dicen que creen que alguien está tratando de controlar su mente o que escuchan cosas que otras personas no pueden escuchar.
Obtenga más información sobre otros trastornos infantiles de la salud mental en www.nimh.nih.gov/ninosyadolescentes.
Si usted, su hijo o alguien que conoce se encuentra angustiado o en peligro inmediato, o está pensando en hacerse daño, llame gratis a la Línea Nacional de Prevención del Suicidio en español al 1-888-628-9454 o en inglés al 1-800-273-TALK (8255). También puede enviar un mensaje de texto en inglés a la Línea de Mensajes de Texto en Tiempos de Crisis (HELLO al 741741) o visitar el
sitio web de la Línea Nacional de Prevención del Suicidio en https://suicidepreventionlifeline.org/help-yourself/en-espanol.