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Demandas

Familiares de Anthony Ávalos presentan demanda millonaria por la muerte del niño a manos del novio de su madre

El Departamento de Servicios para Niños y Familias de Los Ángeles recibió decenas de denuncias sobre el abuso del que era víctima el pequeño de 10 años, pero lo dejó seguir en custodia de su madre y el novio de esta hasta que lo asesinaron. Por eso la familia culpa a las autoridades del condado de la tragedia y ahora lo han demandado por 50 millones de dólares.
1 Ago 2019 – 06:52 PM EDT
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LOS ÁNGELES, California.– Los familiares de Anthony Ávalos, el niño de 10 años que murió en junio de 2018 tras lo que fiscales han descrito como extensas torturas por parte de su madre y el novio de esta, anunciaron este jueves una demanda por 50 millones de dólares contra el condado de Los Ángeles, argumentando que los trabajadores sociales encargados del caso no hicieron su trabajo para evitar la muerte del menor.

La demanda fue presentada en la Corte Superior de Los Ángeles en nombre del padre de Anthony, un tío y seis medio hermanos.

Heather Barron, de 29 años, y su novio Kareem Leiva, de 32, fueron imputados a principios de noviembre del año pasado con cargos que los hacen elegibles para la pena de muerte por el fallecimiento del menor luego de innumerables maltratos físicos, al igual que por el abuso de otros dos niños. Ambos se han declarado no culpables de este crimen que ha sacudido a la comunidad del sur de California.

La Fiscalía asegura que el niño fue severamente torturado por al menos cinco o seis días. Según el maltrato descrito por el fiscal Jonathan Hatami cuando presentó la acusación inicial, después de que el menor expresó que le gustaban los niños, Leiva la emprendió contra él durante los siguientes días: le pegó con un cinturón, lo azotó contra la pared, le echó salsa picante en la cara, lo colgó bocabajo, lo dejó caer de cabeza y hasta lo obligó a arrodillarse sobre arroz.

Pero todos estos maltratos y abusos podrían haberse evitado si el Departamento de Servicios para Niños y Familias de Los Ángeles (DCFS) hubiera hecho bien su trabajo, según alega la demanda de los familiares del menor, pues había trabajadores sociales que habían sido alertados decenas de veces sobre posibles abusos que ocurrían en esa casa. El número es desconcertante: el organismo investigó 88 denuncias de abuso desde 2013 y aún así Anthony continuó hasta el día de su muerte en esa vivienda.

Aunque no era fácil, pues los menores que vivían bajo custodia de Barron y Leiva mentían a las autoridades cuando los visitaban (bajo amenazas de mayores castigos), la queja argumenta que fueron tantas las veces que era suficiente para hacer algo al respecto.

"Verán que fueron tantas veces en las que estos niños revelaron al DCFS lo mala que era (la situación)", advirtió el abogado Brian Claypool a reporteros durante una conferencia de prensa en la que anunciaron la demanda, al frente del edificio donde está la oficina del DCFS en Los Ángeles. Allí manifestantes también protestaron con carteles pidiendo "justicia por Anthony".

"Los trabajadores del DCFS vieron a estos niños siendo abusados y aún así no hicieron nada", alegó el abogado.

"Esta demanda que presentamos hoy, con suerte creará transparencia dentro de una agencia que actúa más como la Agencia Central de Inteligencia (CIA). El DCFS es como la CIA: no puedes obtener ninguna información de ellos y es la mayor razón por la que estamos introduciendo esta demanda", agregó Claypool.

El Departamento del condado implicado emitió un comunicado en el que se negó a comentar sobre los detalles de la demanda, pero defendiendo en términos generales su trabajo. "El DCFS sirve a más de 34,000 familias y niños vulnerables del condado de Los Ángeles con un compromiso inquebrantable para procurar la seguridad de los niños cada día en nuestras comunidades", aseguró la agencia.

"Nuestros 9,000 empleados no se toman a la ligera este compromiso e intentan hacer todo lo posible para proteger a los menores bajo nuestro cuidado", añade el mensaje.

Pero la demanda recuerda que el de Anthony no es el único caso por el que esta dependencia ha estado bajo el ojo del huracán y cita específicamente otros casos que sacudieron a la comunidad: el de 'Gabrielito', Gabriel Fernández de 8 años, y el de Noah Cuatro de 4 años, quienes murieron en circunstancias similares. Con estos ejemplos, denuncian "fallas sistémicas" en la agencia encargada de velar por el bienestar de los menores.

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"Dentro de las acciones necesarias para trabajar en esas fallas sistémicas estaba el entrenamiento de trabajadores sociales en varias áreas, incluyendo el cómo entrevistar niños", señala la queja judicial que agrega ese como el punto más grave: los empleados del DCFS no están entrenados para entrevistar efectivamente a los niños más pequeños a juzgar por lo que ha sucedido en varios casos.

"¿Cuántas quejas necesitan? ¿15, 20, 25? ¿88 acusaciones? ¡Debería ser suficiente una!", dijo en meses anteriores el abogado que representa al padre de Anthony. "Nunca he visto más alertas sobre la inminente muerte de un niño: 18 visitas, 88 acusaciones, 15 denuncias confirmadas. Eso es indiferencia deliberada por la vida de un pequeño niño", aseveró Claypool.

De acuerdo con los demandantes la muerte de Anthony no era inesperada, ni lo era el abuso que enfrentaron sus hermanitos, como lo han expuesto los fiscales durante las audiencias de acusación. Por ello señalan como culpables a los trabajadores sociales que pudieron haberlo evitado alertando a tiempo a las autoridades correspondientes.

"Los registros muestran que el DCFS falló en investigar adecuadamente las denuncias de abuso físico y sexual, incluyendo sus entrevistas, falló en revisar el historial, falló en coordinar con las autoridades, violó sus propias políticas", alega la demanda.

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El día que Anthony murió

Los peores castigos sucedieron durante los últimos cinco días de vida de Anthony. Su hermana describió lo que sucedió el día en que el pequeño ya no resistió más: "Lo lastimaron tantas veces y una mañana se despertó y estaba actuando un poco extraño, entonces mi mamá dijo que lo iban a llevar al hospital, pero Anthony dijo que quería dormir y mi mamá lo dejó y cuando se despertó mi mamá dijo que él no estaba respirando".

"La noche anterior Kareem lo había levantado del suelo por los brazos y lo había dejado caer", recuerda la menor. "Él hizo eso unas 10 veces". Cuando Anthony no despertó al otro día, la mamá le echó agua fría y luego lo bajó por las escaleras. "Se veía congelado", describió la niña. Fue entonces cuando Barron llamó al 911 y aseguró a los paramédicos que su hijo había sufrido una caída, pero los detectives abrieron inmediatamente una investigación por las graves lesiones que tenía.

Los paramédicos lo llevaron a un hospital, donde finalmente perdió la vida.

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