¡Admítelo! Tu tampoco sabes la diferencia entre el kale y la espinaca
Este último tiempo hemos escuchado y leído mucho sobre el kale. Pero ¿es solo un capricho o realmente ese vegetal es un superalimento? Según la ciencia, esta alga posee un alto contenido en vitaminas y minerales. Y ¿qué pasa con la espinaca? Pues bien, ambos vegetales poseen exactamente los mismos niveles de calcio, manganeso, hierro y potasio.
Entonces, para saber distinguir qué vegetal conviene consumir, lo mejor es que conozcas las diferencias que existen entre el kale y la espinaca. Todas ellas a continuación.
No está sobrevalorado, es fantástico de verdad
El kale posee propiedades desintoxicantes y anticancerígenas y un gran porcentaje de hierro y vitaminas C, K y A. Pero el kale no es solo beneficiosa para el organismo: si se la prepara de forma correcta, puedes disfrutar de un alimento muy sabroso. Las alternativas van desde una versión clásica en ensaladas y salteados y hasta las más originales en sopas y batidos. El único aspecto negativo es que puede que te resulte un poco duro y que tengas que masticarlo varias veces antes de tragarlo. Recuerda, no es una lechuga.
Igual de nutritivos
La espinaca es un vegetal de hojas verdes ha estado en los cajones de verduras de ferias y almacenes desde hace mucho tiempo. A diferencia del kale, la espinaca es mucho más sencilla para comer e igualmente versátil para incorporarla en preparaciones culinarias. Un smoothie de kale no es más nutritivo que uno de espinaca. Una ensalada tampoco. Ambos contienen beneficios nutricionales similares y, lo que a uno le falta, lo tiene el otro y viceversa.
Pequeñas diferencias
Aunque ambos alimentos sean nutritivos por igual sí cabe destacar que existen diferencias sutiles entre ellos. Ambos vegetales poseen cantidades idénticas de grasas, carbohidratos, fibra y vitamina B6. Por su parte, la espinaca aporta menos de la mitad de calorías que el kale. Además esta verdura contiene una cantidad mayor de magnesio y ácido fólico. En cambio el kale aporta más vitaminas C, A y K.
Así es que, en términos generales, a menos que tengas un déficit importante de vitaminas C o K y no encuentres otra forma de incorporarlas, no está mal dejar un poco de lado el kale. Las diferencias en porciones chicas es mínima y, a fin de cuentas, la espinaca es una opción más accesible e igualmente poderosa a nivel nutricional. La opción que elijas tendrá que ver con una cuestión de preferencia con respecto al sabor y a la textura. Y tú ¿con cuál te quedas?
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