6 signos de que manipulas a las personas (incluso sin darte cuenta)
Aunque uno no se dé cuenta, lo más probable es que todos hayamos pasado por una experiencia de manipulación. No tiene por qué haber sido con un ser querido, un jefe o un compañero de trabajo, incluso un desconocido puede habernos manipulado para lograr su cometido.
Si bien está actitud puede caer mal en su momento, hace falta admitir que nosotros también solemos tener comportamientos manipuladores. ¿No lo crees? Aprende a reconocer estos 6 signos de manipulación más comunes de lo que imaginas.
1. «Lo olvidé otra vez»
Y otra y otra vez… A veces uno tiene realmente tantas cosas en la cabeza que de veras se olvida de alguna tarea del hogar o de completar alguna actividad en el trabajo. Sin embargo, en otras ocasiones lo «olvidamos» a propósito y esperamos que el otro no se dé cuenta o que no nos diga nada porque de lo contrario sentirá culpa.
Pues si sueles caer en este tipo de actitudes, sería interesante revisarlas. Simplemente no hagas lo que no te gustaría que te hagan. Ser considerado con los demás nos traerá consideración y gratitud de las personas que conforman nuestro entorno (además de mucha satisfacción a nosotros mismos).
2. «¿No preferirías…?»
Oh, ¡cuán inocente parece esta sugerencia! Pero no tan rápido. Este tipo de preguntas tiene como objetivo concretar un deseo propio. No revela de ningún modo lo que el otro realmente prefiere solo que la sutileza con la que se formula la reviste de elegancia.
Si quieres algo o prefieres una cosa sobre otra, pídelo. Hazle saber directamente a la otra persona cuáles son tus deseos y exprésalos con claridad. De esta manera, ella podrá decidir con mayor libertad y tú no te pierdes la oportunidad de manifestar aquello que buscas.
3. Promesas y más promesas
Quizás las promesas no aparenten (en un principio) una manipulación. Pero lo cierto es que prometer cosas sin saber si realmente podremos cumplir con ellas es, en definitiva, un intento de manipular al otro. El fin es que la otra persona haga algo en ese momento que nosotros queremos que haga («prometo cocinar la cena todos los días de esta semana si tú...»).
Mejor sé directo con lo que quieres conseguir y no hagas promesas inútiles. Te ahorrarás energía y la otra persona apreciará este gesto.
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4. «Depende de ti, pero….»
Si invitas a un amigo al cine y le cuentas sobre dos películas, seguramente en el discurso te inclinarás más por una. En este caso, si tu amigo prefiere ver la otra, lo más probable es que no te sientas completamente a gusto con su decisión. Lo mejor entonces es nuevamente expresar con claridad nuestros deseos («Preferiría ver esta película, ¿a ti qué te parece?»).
La otra persona luego decidirá por su cuenta si acompañarnos en nuestra decisión o si elegir un camino diferente. Ambas alternativas serán positivas para las dos partes.
5. «Deja que lo hago yo»
Esta resuena bastante, ¿verdad? Pues colocarse en el lugar de víctima es una de las tácticas más comunes que empleamos para manipular al otro y obtener algo a cambio. Sin embargo, esta actitud induce a la culpabilidad (un sentimiento que todos deberíamos evitar). Entonces, si te gustaría que la otra persona concrete determinada tarea primero bríndale el tiempo necesario y el espacio para que la haga.
Si ves que no la realiza entonces dialoga con ella y coméntale tu parecer al respecto. Pero en todos los casos, evita hacerlo tú mismo ya que esta actitud no beneficia ni a ti (por tu esfuerzo sin sentido) ni al otro (porque no tiene la posibilidad de modificar su actitud).
6. El silencio rotundo
Aunque parezca sorprendente, no decir nada puede ser una forma certera de manipular al otro. Ya sea en un conflicto pequeño e insignificante o en una discusión fuerte, el silencio suele utilizarse para que la otra persona termine rindiéndose (por culpa). Corrernos de este lugar de victimización nos ayudará a resolver con mayor eficacia los problemas sin necesidad de recurrir a la manipulación.
La manipulación es un comportamiento estratégico por el cual hacemos que otra persona haga algo que queremos que haga sin decírselo directamente. Esta manipulación puede tomar diferentes formas: desde un sermón tedioso hasta un simple silencio.
Existen formas de darnos cuenta cuando estamos a punto de caer en este tipo de comportamientos. Conocerlas nos ayuda a evitar dichas estrategias. Recuerda, no podemos siempre esperar que el otro haga lo que nosotros pretendamos que haga; es más, muchas veces ese camino es el más beneficioso para todas las partes aunque no podamos verlo en un principio. Estar más atentos y evitar la manipulación nos ayudará a construir lazos fuertes y duraderos libres de resentimiento.