Un aborto terapéutico le hubiese salvado la vida a Rosaura Almonte, también conocida como Esperancita, quien murió en agosto de 2012. Padecía de leucemia linfoblástica aguda y se le retrasó el tratamiento que necesitaba. Cuando lo recibió, una hemorragia la mató. Las leyes y el Estado le negaron la salud a la hija y ahora le niegan la justicia a la madre.