¿Por qué se cuestiona el sistema democrático de Venezuela? 3 razones que podrían explicarlo
Desde noviembre del año pasado, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, viene cuestionando al presidente venezolano, Nicolás Maduro, por el grado democrático de su gobierno. Critica el incumpliento de los derechos humanos y le reclama que se celebre el referendo revocatorio de su mandato antes de que termine el año. Ahora bien, la de Nicolás Maduro, ¿sigue siendo una gestión democrática?
Cuando se habla de DEMOCRACIA, a secas, generalmente se hace referencia a una idea que engloba tres conceptos: la de un gobierno democrático, que tiene limitaciones constitucionales y que respeta los derechos civiles esenciales.
En la actualidad, como gobierno democrático, se entiende un régimen político en el que las decisiones se toman según lo que decide la mayoría; las elecciones se concretan bajo el sistema de sufragio universal (todos pueden votar, sin importar su raza, condición social, etc.); y todos los votos son tomados en carácter de igualdad (1 persona = 1 voto).
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Pero hay otras dos características que, en Venezuela, no son acatadas al pie de la letra y que se corresponden a las dos primeras razones que hacen que el régimen de Nicolás Maduro se aleje de esta forma de gobierno.
1. Persecución a políticos opositores y a electores de fuerzas contrarias al oficialismo
En un régimen democrático, deben estar garantizadas las condiciones para que ninguna fuerza opositora sufra persecución u hostigamiento por el hecho de proponer una alternativa de gobierno. Por otra parte, los ciudadanos no deberían ser castigados por votar una fuerza contraria.
De acuerdo con un informe de Human Rights Watch, 21 personas fueron apresadas en los últimos tres meses acusadas de planificar, instigar o participar de manifestaciones de protesta contra el gobierno de Maduro.
Otro caso emblemático es el de Leopoldo López, a quien el 18 de agosto de 2014 la justicia bolivariana le impuso una condena de 14 años de prisión. El político opositor había sido detenido luego de convocar una protesta pacífica y fue acusado de incitar a una manifestación ese año en Caracas que dejó un saldo de 40 muertos.
Los electores que buscan, por la vía legal, sacar a Maduro de su cargo, también son perseguidos. El 23 de agosto, el Presidente ordenó despedir a casi un tercio de los cargos directivos de cinco ministerios, luego de que se descubriera que firmaron para que se active el referendo.
2. Reelección indefinida
Nicolás Maduro, presidente de Venezuela
En Venezuela, a partir de la reforma constitucional de 2009, todos los funcionarios públicos que asumen por elección popular, pueden ser reelectos de manera continua. Incluído el presidente.
Sin embargo, en una forma de gobierno democrática, lo normal es que estos cargos sean limitados en el tiempo. Esto los obliga a actuar bajo los términos del derecho y no gobernar fuera del marco de la ley, ya que al cabo de 4, 5 o 6 años deberán volver a ser ciudadanos comunes (no gozarán de fueros políticos).
Estos límites son establecidos generalmente en la Constitución propia de cada país. La combinación entre democracia y gobierno limitado por esta se le llama Democracia Constitucional.
3. Garantía de los derechos civiles y DD.HH propios de un régimen liberal
Desde que Maduro asumió en 2013, la crisis económica pisó más fuerte en el país caribeño: la inflación se disparó a una cifra de tres dígitos (se calcula que llegue a 720% este año); el precio del petróleo, su principal recurso natural, pasó de USD 120 en 2013, a USD 42 en 2016; el PBI se contrajo un 5,7% el año pasado.
El contexto es el caldo cultivo perfecto para la crisis social que azota en Venezuela. Los resultados son muertes por falta de medicamentos en los hospitales y farmacias; horas de filas para poder comprar comida en los supermercados; un gobierno que busca ocultar la realidad mediante la censura de la prensa opositora; inseguridad. Es decir, derechos vulnerados.
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Todo lo anterior no quiere decir que Venezuela sea una dictadura instaurada, como sí en otros países. Para el caso del país bolivariano, los hechos no pueden catalogarse solo como blanco o negro. Existen matices y dentro de ellos, realidades. Venezuela no funciona bajo un sistema totalitarista pero, en caso de que no solucione su profundo problema respecto a las garantías de los derechos civiles y humanos, si no celebra el referendo revocatorio en 2016 y si no libera a sus presos políticos, se posicionará muy cerca de ese límite. Más de lo que está ahora.
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