Este es el mexicano que llegó a EEUU sin un centavo y logró hacer una fortuna con la crianza de caballos en California
LOS ÁNGELES, California.- Cuando Jesús Jiménez cruzó ilegalmente la frontera entre México y Estados Unidos en 1972 no tenía un centavo en el bolsillo. Entonces durmió en la calle y trabajó lavando platos, pero con el paso de los años la suerte le fue sonriendo: se legalizó, fundó una cadena de restaurantes en el sur de California y actualmente es uno de los más grandes criadores de caballos españoles del país.
En los ranchos de Jiménez, quien nació en el estado de Jalisco hace 62 años, hay más de 250 equinos andaluces, valorados hasta en 120,000 dólares. Cada año, este inmigrante vende entre 50 y 60 caballos marcados "con su hierro”".
"No me da pena decirlo porque llegué con un cambio de ropa y unos zapatos rotos. Igual que muchos, pensando en trabajar y echarle ganas para salir adelante. Venía a trabajar, nunca pensando en que un día iba a tener un restaurante o más y después tener tantos animales tan bonitos", comenta Jiménez.
Pero dice que nada le cayó del cielo. Hace tres décadas, cansado de trabajar en cocinas ajenas, decidió abrir su primer restaurante de comida mexicana Casa Jiménez en la ciudad de Lynwood, en el condado de Los Ángeles. Su buena sazón le ayudó para abrir uno tras otro, hasta tener 32 establecimientos en el sur de California. Pero el estrés de tanto trabajo le cobró factura: un buen día le detectaron úlceras cancerosas en el estómago.
Por eso su médico le aconsejó apartarse de su cadena y descansar. Así lo hizo. Cedió los restaurantes a sus hermanos y sobrinos, se compró un rancho de siete acres en La Puente con la idea de disfrutar el retiro rodeado de caballos y otros animales. Su intención era recrear aquella finca en Jalisco donde pasó su niñez.
Sin planearlo entró al negocio de los equinos. Poco a poco fue consiguiendo ejemplares andaluces, hasta que llegó el momento en que sus caballerizas eran insuficientes y adquirió una propiedad de 800 acres en la ciudad de Visalia, en el norte de California.
De acuerdo a la revista especializada Andalusian World, con oficinas en Riverside, el rancho de este mexicano, 'Los Jiménez', es uno de los que más tienen equinos españoles en EEUU. Sus cuacos se venden a rancheros en Texas, Arizona, Colorado, Washington y también en su natal México.
"Es bonito, es un compromiso muy grande también tener tantos caballos y tener que darles de comer todos los días", dice Jiménez, quien hace una década fundó la Feria del Caballo Español, que reúne a los principales criadores de EEUU en un recinto en City of Industry.
Estos animales han sido también un segundo aire para este mexicano, quien se benefició de la amnistía migratoria que se decretó a mediados de la década de 1980. Ahora en su rancho se pasean cantantes del género regional mexicano, pero él afirma que su principal satisfacción es la alegría de sus clientes.
"Le digo a la gente: 'Yo antes hacía tacos y burritos en mis restaurantes, ahora hago caballitos'", dice quien suele recorrer las calles de La Puente en el lomo de su ejemplar favorito, 'Molinete', un hermoso caballo blanco por el cual –según él- le han ofrecido hasta 250,000 dólares.
El cantar de los gallos es el despertador en el rancho 'Los Jiménez', en una zona que da la apariencia del México campirano por su cercanía con un terreno amplio por donde pasan los trenes y las colinas que le rodean. "En el rancho hay mucha libertad. Hay que darle de comer a las gallinas, ver por qué ladra el perro, ver por qué relinchan los caballos, checar las yeguas. Eso es México", dice él.
Jiménez subraya que la perseverancia ha sido el pilar de su éxito.
"Este es el país de las oportunidades, pero hay que buscarlas. Si uno quiere prosperar y le echa ganas, estamos en el lugar donde podemos hacerlo. Lo he visto en mi experiencia", comenta.
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