Carlos López, hijo de inmigrantes de Centro América, creció en Boyle Heights en el centro de Los Ángeles. Desde pequeño tuvo que vivir en medio de un contexto marcado por la pobreza y el crimen. Debido a sus decisiones estuvo por una década en prisión, pero ahora cuenta su historia "con orgullo", pues se acaba de graduar de la Universidad del Sur de California (USC), una de las más prestigiosas del país.