Sentencian a mujer de California que fingió su secuestro para escaparse con su amante
Una mujer de California cuya desaparición en 2016 desató una intensa búsqueda liderada por el Buró Federal de Investigaciones (FBI) fue sentenciada este lunes a 18 meses de prisión por fingir su secuestro para “escapar” de su esposo y sus dos hijos pequeños, y pasar tres semanas con un exnovio.
Sherri Papini, de 40 años y residente de Redding, en el norte de California, había mantenido su versión durante varios años, desde que un camionero la vio corriendo a mitad de la carretera 5, cerca de Woodland, a 146 millas del lugar donde desapareció.
En abril, sin embargo, Papini se declaró culpable de dos cargos de fraude postal y declaraciones falsas por llevar a cabo el falso secuestro elaborado y recibir más de $30,000 en compensación para las víctimas. Enfrentaba hasta 25 años de prisión, pero al final recibió un castigo más bajo.
Los fiscales federales le pidieron a un juez que la sentenciara a ocho meses de prisión y tres años de libertad supervisada, señalando que su engaño desperdició recursos y perjudicó a otros.
“Papini planeó y ejecutó un engaño sofisticado de secuestro, y luego continuó perpetuando sus declaraciones falsas durante años… como resultado, los investigadores estatales y federales dedicaron recursos limitados al caso de Papini durante casi cuatro años antes de saber la verdad de forma independiente: que no fue secuestrada ni torturada", menciona un memorando de sentencia.
Su abogado defensor pedía un castigo de solo un mes de cárcel y siete meses de arresto domiciliario. “En este punto, el castigo ya es intenso y se siente como una cadena perpetua”, indicó el abogado William Portanova en un documento judicial, señalando que su clienta había sido objeto del escarnio público y por ello “su nombre ahora es sinónimo de este horrible engaño”.
"Estoy profundamente avergonzada”
Papini fue arrestada en marzo y le formularon cargos. En abril, en una audiencia, dijo que estaba en tratamiento por ansiedad, depresión y trastorno de estrés postraumático desde 2016.
"Estoy profundamente avergonzada de mí misma por mi comportamiento y siento mucho el dolor que le causé a mi familia, a mis amigos, a todas las buenas personas que sufrieron innecesariamente por mi historia y a quienes trabajaron tan duro para tratar de ayudarme", expresó Papini en su comunicado.
"Trabajaré el resto de mi vida para enmendar lo que he hecho", agregó.
La historia falsa
Cuando la encontraron, el día de Acción de Gracias de 2016, Papini tenía una cadena amarrada a la cintura y un brazo, ataduras en cada tobillo, su rubia cabellera había sido cortada, había perdido una cantidad considerable de peso, su nariz estaba hinchada y tenía moretones en su cuerpo. La llevaron a un hospital local para hacerle varios exámenes físicos y luego la entrevistaron agentes del FBI. Llevó tan lejos su mentira que hizo una descripción detallada del “rapto”.
Según su relato, la mañana del 2 de noviembre de 2016 ella corría cerca de su casa en el área de Mountain Gate cuando una camioneta SUV de color oscuro se le acercó. Dos mujeres hispanas viajaban en el vehículo y una de ellas le preguntó: “¿Puedes ayudarme?”. Al acercarse le mostraron una pistola y se la llevaron. “No queremos matarte”, le advirtieron. Lo único que quedó en el lugar fue su celular.
Los días posteriores pasó un calvario bajo el cuidado de dos hispanas que “tocaban música a todo volumen. Esa música mexicana realmente molesta. Y veían la televisión”. Una de ellas disfrutaba pegarle y a la menor provocación la ofendían en español. Le daban de comer una vez al día: arroz, tortillas, manzanas o una crema de trigo. Todo “sabía horrible” y era “basura de basura”, narró.
También proporcionó detalles que ayudaron al FBI a crear retratos hablados de las sospechosas, que fueron difundidos al público pidiendo su colaboración en la captura. En esos dibujos aparecen dos hispanas, una joven con las cejas muy delgadas y la otra de más de 50 años. Pañuelos les cubrían parte de sus rostros. “Eran hispanas, hablaban mucho español”, dijo y afirmó que la mujer mayor era “realmente mala” y que la más joven parecía estar involucrada “a regañadientes”.
Estando en cautiverio, relató, las mujeres leyeron notas periodísticas de que ella se había ido voluntariamente. Una de ellas “se estaba riendo de mí: ‘Nadie te cree. Todo el mundo piensa que te escapaste. ¿Adivina qué? El comprador (la persona a quien supuestamente entregarían) es un policía, nunca te encontrarán”, señala una declaración jurada del FBI.
“Fabricó historias” para llamar la atención
Panini, quien es ama de casa, fue a terapia psicológica durante varios años alegando padecer un trauma emocional por el incidente y el gobierno le reembolsó más de 30,000 dólares en 35 pagos de 2017 a 2021. Incluía los gastos por el servicio de traslado en ambulancia cuando la encontraron en la autopista.
Fue el esposo de Papini quien denunció su desaparición. Él volvió a su casa del trabajo la tarde en que le perdieron el rastro y notó que su esposa y sus dos hijos pequeños no estaban. Luego supo que nadie había recogido a los niños de la guardería y localizó el celular de Papini cerca de Sunrise Drive a través de la aplicación Find my iPhone. En el lugar también estaban unos auriculares de ella y cabellos rubios.
Detectives de la oficina de Alguaciles del condado Shasta fueron a su casa y no encontraron nada fuera de lo común. Registraron el bolso de Papini y contaron sus joyas. El esposo afirmó que no tenían problemas maritales, aunque ocasionalmente peleaban. En las peores riñas ella levantaba la voz y le decía cosas hirientes. La última discusión ocurrió en octubre de ese año por un cuarto desordenado.
Cientos de pistas se generaron cuando se hizo pública la desaparición de Papini. Pero fue en esa misma investigación cuando los policías detectaron cabos sueltos. Primero, vieron que en su celular había dos números telefónicos registrados con nombres de mujeres, pero que en realidad eran los de hombres con los que coqueteaba por mensajes de texto y con quienes salió a lo largo de los años.
Uno de ellos le dijo al FBI que Papini era “una persona deseosa de atención que contaba historias para tratar de llamar la atención de los demás”. También declaró que ella “fabricó historias de ser víctima de abuso por parte de su familia, su padre” y de él mismo cuando su relación terminó.
El exnovio la delató
Lo que finalmente llevó a desenmascararla fue el ADN encontrado en su ropa: eran de su exnovio. Y los registros de su celular mostraron que habían estado en comunicación desde diciembre de 2015.
El FBI entrevistó al exnovio el 10 de agosto de 2020 y él confesó todo. Declaró que ayudó a Papini a “escapar” de su casa porque ella se le pidió afirmando que su esposo la golpeaba y violaba, a pesar de que lo había denunciado a la Policía. Ella le dijo que “tenía algo planeado” y que conversaban usando celulares prepagados para no dejar rastro. Ambos se conocieron cuando tenían 13 o 14 años y sostuvieron una larga relación amorosa, incluso estuvieron comprometidos, pero terminaron en 2006.
Él dijo a los investigadores que se le acercó “de la nada” tras haber perdido el contacto durante mucho tiempo porque “se casó y tuvo hijos”. Después de varios días, cuando ya le había contado que era víctima de violencia doméstica, Papini le pidió que la recogiera en Redding. Al llegar en su auto ella se acostó en el asiento trasero, habló poco sobre estar preocupada por sus hijos y se durmió. Se detuvieron lo necesario para cargar gasolina y comprar café. Fue un viaje de 590 millas o nueve horas de manejo por la carretera 5, hasta llegar a la casa del exnovio en Costa Mesa, en el sur del estado.
Sobre las heridas que tenía Papini cuando volvió a su casa, afirmó que ella misma se golpeó y quemó los brazos. Él también le provocó algunas siguiendo sus instrucciones. Dijo que no sabía cuáles eran las intenciones al quedarse con él, pero pensaba que retomarían su relación.
Cuando ya habían transcurrido tres semanas de su desaparición, le pidió que la llevara de regreso a Redding porque extrañaba a sus hijos y quería pasar con ellos el Thanksgiving. “Estoy lista para irme”, dijo. El exnovio rentó un vehículo y manejó nuevamente hacia el norte para dejarla en la carretera la madrugada del 24 de noviembre de 2016. El chofer de un tráiler la vio corriendo en medio de la autopista 5 en el condado Yolo, se detuvo para auxiliarla y llamó al 911.
“Cuando una joven madre desapareció a plena luz del día, una comunidad se llenó de miedo y preocupación”, dijo el fiscal federal Phillip A. Talbert en un comunicado. “La oficina de Alguaciles del condado Shasta inmediatamente comenzó a investigar, solicitando la ayuda del FBI. Pasaron varias horas siguiendo pistas, todo en un esfuerzo por traer a esta mujer de regreso a su familia”, agregó.
“Tres semanas después, la encontraron a 146 millas al sur de donde desapareció y el enfoque pasó de tratar de encontrarla a tratar de encontrar a sus secuestradores”, añadió el funcionario. “En última instancia, la investigación reveló que no hubo secuestro y que el tiempo y los recursos que podrían haberse utilizado para investigar el crimen real, proteger a la comunidad y brindar recursos a las víctimas se desperdiciaron en función de la conducta del acusado”, resumió Talbert.
Después de entrevistar al exnovio, un agente federal y un detective de Shasta se acercaron a Panini para advertirle que si les mentía cometería un delito y luego le mostraron pruebas de que ya sabían que ella había fingido el secuestro. “En lugar de retractarse de su historia de secuestro, Papini siguió haciendo declaraciones falsas sobre sus supuestos secuestradores”, señala el comunicado.
Su mentira se cayó con su declaratoria de culpabilidad.
Esta mujer deberá entregarse a las autoridades la tarde del próximo 8 de noviembre para cumplir su condena.