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De las revistas para chicas aprendí a no ser una de ellas

Publicado 15 Mar 2017 – 09:00 AM EDT | Actualizado 2 Abr 2018 – 09:15 AM EDT
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Mi madre no me compraba revistas para chicas, y sin embargo, gracias a mis amigas siempre podía poner mis manos en alguna de ellas y leer ansiosa los artículos que publicaban sobre todo lo que me interesaba en ese momento: moda, música, famosos y chicos...

Desarrollando un criterio propio

Pero la ilusión me duró poco: de pronto algo no estaba bien. Necesitaba demasiado dinero para seguir la corriente de todo lo que estaba “in”: maquillaje, ropa, zapatos, accesorios, productos de belleza, estilos de cabello. Y eso sin contar que después de estar completamente producida tenía que ir a algún lugar, pues de nada servía quedarse en casa.

Creo que fue la falta de dinero lo que me salvó en un principio. Porque luego de pensarlo un poco me empecé a dar cuenta de que, si seguía todas las indicaciones y consejos recomendados en la revista, me iba a convertir en alguien que no era yo.

Es imposible que todas seamos iguales 

Y creo que si para algo debería servir la adolescencia es para llevar a cabo nuestro proceso de individualización y convertirnos en nosotros mismos.

Claro que hay chicas que naturalmente lucen y se ven como las que aparecen en las revistas para chicas. ¿Pero todas? ¿Los millones de chicas que hay en el mundo, distribuidas en diferentes países y procedentes de diversas culturas, todas tienen que aspirar a parecerse a las que aparecen en las revistas para chicas? No lo creo. 

No creo que todas podamos, ni mucho menos queramos, destacar por nuestro cuerpo o nuestro aspecto. Muchas prefieren destacar por su inteligencia analítica, o por sus habilidades interpersonales, o por su inteligencia emocional, o por sus habilidades artísticas, o deportivas, ¡o tantas otras cosas!

Y las revistas para chicas solo nos muestran ese lado “material” de ser mujer: lucir un cuerpo bien adaptado a los cánones estéticos de la sociedad y vestido de acuerdo a lo que se considera moda en ese momento, sin dar lugar a explorar otras alternativas, gustos y preferencias. 

Es por eso que lo que más aprendí de las revistas de chicas es a no ser una de ellas. ¿Te parece un discurso feminista? Pues esta es la razón por la que deberías conocer sobre feminismo aunque no seas feminista.

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