Isaías, parte de los profetas mayores, que ejerció su ministerio durante el siglo VIII a.C., fue uno de los personajes bíblicos de más peso y relevancia, quien, además, anunció el nacimiento y sacrificio de Jesucristo, junto a su posterior resurrección. Irónico y crítico, cuestionó las tradiciones judías de la época y denunció la contaminación idolátrica, provocada por los sincretismos de una nación arrollada por la expansión del Imperio asirio.