Cuando Trump mata al mensajero: despedidos tras decir cosas que no gustaron al presidente
La semana pasada, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, despidió al general que dirigía la agencia de inteligencia de defensa de EEUU, aparentemente, en represalia por la primera evaluación que hizo la agencia sobre el daño causado a la infraestructura nuclear iraní que contradecía lo que el presidente Donald Trump y sus funcionarios sostenían sobre la “destrucción total” lograda con los bombardeos de junio pasado.
Dos semanas antes, el presidente Trump ordenó el despido de la comisionada encargada de las estadísticas dentro del Departamento del Trabajo, asegurando que los números del reporte mensual de empleo que había recién presentado estaban “politizados” y habían sido manipulados para supuestamente hacerle quedar mal.
Tanto en el caso del general Jeffrey Kruse como en el de la comisionada Erika McEntarfer, sus despidos están relacionados con reportes y datos que el presidente no comparte y que van en contra de la narrativa triunfalista que la Casa Blanca busca proyectar: de poderío militar, en el caso de Irán, o de auge económico, en el de las cifras del desempleo.
No es la primera vez que Trump cuestiona datos recabados por oficinas especializadas y expertos cuando no le gustan, pese a que él depende de esos mismos datos oficiales y no tiene manera de recabar información, salvo lo que le dice la intuición o esas “personas” a las que frecuentemente cita (pero no identifica) que aseguran que le dicen algo distinto a lo de los reportes oficiales.
Pero los despidos ponen en aviso a muchos funcionarios, que pueden sentir la presión de verse forzados a maquillar cifras para alinearlas con las aspiraciones propagandísticas de la Casa Blanca o arriesgarse a ser despedidos y sustituidos con leales al presidente que tengan menos prurito a la hora de hacer una adaptación estadística de los datos.
El caso del general encargado de la inteligencia militar de EEUU
Aunque no se dio a conocer la razón del despido, la agencia de noticias AP supo por fuentes directas del Pentágono que el general Kruse fue sacado de la Agencia de Inteligencia de Defensa de Estados Unidos (DIA),
Kruse sale del cargo dos meses después de que se filtraran a los medios los detalles de una evaluación preliminar de los ataques aéreos estadounidenses contra Irán que reveló que el programa nuclear iraní se ha visto retrasado solo unos meses por el esfuerzo militar, contradiciendo las afirmaciones de Trump y del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
El gobierno también retiró esta semana las autorizaciones de seguridad a otros funcionarios de seguridad nacional, tanto actuales como anteriores. En conjunto, estas medidas podrían apaciguar la disidencia y enviar una señal contra la posibilidad de llegar a conclusiones contrarias a los intereses de Trump.
Trump condenó las conclusiones iniciales de la agencia e insistió en decir que el programa iraní estaba "completamente destruido".
El gobierno criticó duramente a la prensa por centrarse en la evaluación preliminar, pero no ofreció ninguna prueba directa de la destrucción de las instalaciones.
"El despido de otro alto funcionario de seguridad nacional subraya la peligrosa costumbre de la administración Trump de tratar la inteligencia como una prueba de lealtad en lugar de una salvaguardia para nuestro país", declaró el senador Mark Warner, de Virginia, vicepresidente del Comité de Inteligencia del Senado.
Las críticas de Trump a la DIA se suman a la desconfianza que ha expresado sobre hacia las evaluaciones de inteligencia que afirmaban que Rusia interfirió en su favor en las elecciones de 2016, a través de una campaña de desinformación en redes sociales. Trump llegó a decir que creía más al presidente ruso, Vladimir Putin, quien negaba que ese fuera el caso, dejando en entredicho a los servicios de inteligencia estadounidenses.
La directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, responsable de coordinar el trabajo de 18 agencias de inteligencia, incluida la DIA, ha estado desclasificando viejos documentos que buscan poner en duda esas conclusiones y demostrar un supuesto complot demócrata para evitar que Trump llegara a la presidencia.
El caso de la comisionada encargada de Estadísticas Laborales
La comisionada Erika McEntarfer, jefa de la Oficina de Estadísticas Laborales, fue despedida por Trump, tras un desalentador informe de empleo publicado el 1 de agosto que desmintió las afirmaciones de la Casa Blanca sobre un auge económico.
Trump calificó el informe de "falso" y "amañado" después de que indicara la insignificante creación de 73,000 empleos en julio y tras revisiones a la baja que mostraron la creación de 258,000 empleos menos en mayo y junio de lo informado previamente.
Economistas externos se preguntaban si, con su decisión, Trump ha comprometido la credibilidad de los informes sobre empleo, inflación y otros indicadores económicos clave.
El presidente ha declarado sin pruebas que las cifras pretendían perjudicarlo a él y a otros republicanos, en su último intento por interferir con las funciones de las agencias del poder ejecutivo, incluida la Reserva Federal.
"Nuestros datos influyen en los mercados porque constituyen una de las informaciones más oportunas y precisas sobre las condiciones económicas que poseen las empresas y los responsables políticos", escribió McEntarfer en un correo de despedida al personal que logró obtener la agencia AP.
"Los datos de la BLS influyen en las decisiones de la Reserva Federal, el presidente, el Congreso y millones de empresas y hogares. El trabajo de esta agencia es vital para la economía estadounidense".
"Es lamentable que la Comisionada de la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) se esté convirtiendo en un chivo expiatorio, sobre todo porque su despido probablemente solo reducirá la fiabilidad, ya que miles de empleados de la BLS ahora se dan cuenta de que sus empleos podrían estar en riesgo si dan malas noticias", declaró Betsey Stevenson, economista de la Universidad de Michigan y execonomista jefe del Departamento de Trabajo.
Trump anunció el lunes que nominaría a E.J. Antoni, economista jefe de la conservadora Heritage Foundation, para dirigir la BLS.
Antoni declaró a Fox News Digital en una entrevista antes del anuncio que la BLS "debería suspender la publicación de los informes mensuales de empleo" debido a inexactitudes y, en su lugar, ofrecer actualizaciones trimestrales.
Y otros casos
Trump tiene una estrategia si las cifras no le resultan favorables: desacreditar u ocultar las cifras y atacar al mensajero. Todo esto puede perjudicar los esfuerzos del presidente por convencer al mundo de que Estados Unidos se está fortaleciendo.
La estrategia del presidente republicano conlleva riesgos significativos para su propia administración y para una economía en general que depende de datos imparciales.
Sus denuncias amenazan con reducir la confianza en el gobierno y erosionar la rendición de cuentas pública. Cualquier manipulación de los datos federales podría resultar en decisiones políticas basadas en cifras erróneas, lo que causaría problemas mayores tanto para el presidente como para el país.
La Casa Blanca rechaza cualquier afirmación de que Trump quiera ocultar cifras que socaven sus narrativas preferidas. Enfatizó que Goldman Sachs descubrió que las revisiones bimensuales del informe de empleo fueron las mayores desde 1968, fuera de una recesión, y que esto debería ser motivo de preocupación respecto a la integridad de los datos. Los asesores de Trump afirman que su objetivo fundamental es garantizar que los datos describan la realidad con precisión.
No es la primera vez que Trump intenta manipular las cifras
Trump tiene un largo historial de desestimar los datos cuando lo perjudican y de elogiar o incluso inventar cifras más favorables, un patrón que incluye su patrimonio neto, su empresa familiar, los resultados electorales y las cifras gubernamentales.
- El juez Arthur Engoron dictaminó en una demanda interpuesta por el estado de Nueva York que Trump y su empresa engañaron a bancos, aseguradoras y otros al sobrevalorar enormemente sus activos y exagerar su patrimonio neto en la documentación utilizada para cerrar acuerdos y obtener préstamos
- Trump ha afirmado que las elecciones presidenciales de 2016 y 2020 fueron amañadas. Trump ganó las elecciones presidenciales de 2016 al asegurar el Colegio Electoral, pero perdió el voto popular frente a Hillary Clinton, un punto delicado que lo llevó a afirmar falsamente que millones de inmigrantes que viven en el país sin autorización habían emitido su voto. Perdió las elecciones de 2020 contra Joe Biden, pero afirmó falsamente haberlas ganado, a pesar de que múltiples demandas no lograron demostrar su caso.
- En 2019, mientras el huracán Dorian se acercaba a la Costa Este, Trump advirtió a Alabama que la tormenta se aproximaba. Los meteorólogos contraatacaron, afirmando que Alabama no corría riesgo. Posteriormente, Trump exhibió en el Despacho Oval un mapa que había sido alterado con un Sharpie negro —su bolígrafo característico— para incluir a Alabama en la posible trayectoria de la tormenta.
- El gobierno de Trump ha dejado de publicar informes sobre el cambio climático, cancelado estudios sobre el acceso a las vacunas y eliminado datos sobre identidad de género de los sitios web gubernamentales.
- A medida que aumentaban las muertes por la pandemia, Trump sugirió que se deberían realizar menos pruebas. "Cuando se realizan pruebas a ese nivel, se encontrará a más personas", dijo Trump en un mitin en Oklahoma en junio de 2020. "Se encontrarán más casos. Así que le dije a mi gente: 'Por favor, reduzcan el ritmo de las pruebas'".
- Durante su primera campaña presidencial, Trump criticó los datos económicos por ser falsos, solo para luego aceptar plenamente las cifras positivas poco después de llegar a la Casa Blanca en 2017.