Luego de un embarazo completo y tres meses de crianza, dos parejas descubrieron que el centro médico donde se realizaron la fertilización in vitro cometió un gran error al intercambiar sus embriones. Las dos mamás, quienes dieron a luz al bebé equivocado, demandaron a la clínica por negligencia y fraude, y se vieron obligadas a separarse del hijo que pensaron era suyo.