Este proyecto artístico se desarrolla en el muro que divide a México y Estados Unidos en Tijuana y consiste en plasmar, por medio de rostros, las vivencias de quienes han sido separados de sus familias y hasta deportados por las autoridades. En la estructura han sido puestos unos códigos que al ser escaneados con un teléfono inteligente permiten conocer en detalle cada uno de los casos expuestos.