Padres y alumnos de una escuela primaria cercana al primer albergue aseguran que están cansados de los centroamericanos en esa zona. Se quejan de que los integrantes de la caravana no solo ensucian el lugar, sino que su presencia ha llevado a suspender las clases por el peligro que, según dicen, corren los niños. Los vecinos alegan que consumen drogas y bebidas alcohólicas todo el día.