Las 33 carpas que durante dos meses sirvieron como albergue para 500 personas que llegaron a Bogotá luego de salir huyendo de Venezuela fueron levantadas. Según las autoridades distritales de la ciudad, el proceso de salida de los extranjeros estaba anunciado desde el momento mismo de la instalación del lugar. Para algunos vecinos de la zona, las condiciones en que estaban los inmigrantes eran inhumanas, pero para otros significaban una amenaza a la tranquilidad del vecindario.