José Tomás Mejía trabajaba, además, como conserje en el oeste de la ciudad y cuando cumplía con sus labores fue atacado mortalmente por un joven sospechoso que pretendía ingresar a fuerza en la vivienda de una mujer. La víctima mortal del incidente es recordado por quienes lo conocían como una persona “muy amable” que siempre buscaba, con un sonrisa en la cara, ayudar a todos.
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