La cicuta, que logra crecer hasta 6 pies de altura, está resurgiendo a lo largo de los bordes de carreteras, cercas, vías fluviales y en los campos de todo Ohio y Pennsylvania. La planta puede resultar venenosa para el ganado y también para los humanos. En grandes dosis provoca parálisis muscular y asfixia, y la ingesta de algunos gramos de sus frutos son suficientes para matar a una persona.