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Elecciones en EEUU

¿Puede Beto O'Rourke replicar su campaña de 2018 y llegar a la presidencia?

Aunque perdió el año pasado en su intento por llegar al Senado, el exlegislador demócrata texano ganó la tracción política que lo posicionó para las elecciones presidenciales de 2020. Aunque Texas es un terreno muy diferente a las ligas nacionales y está por verse si puede replicar su efecto para conseguir la nominación.
14 Mar 2019 – 02:32 PM EDT
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Nadie lo vio venir pero aquí está. Antes de 2018 Beto O'Rourke era un congresista de Texas con escasa notoriedad política y ahora es una de las figuras más atractivas en la larga lista de candidatos demócratas que aspiran por la nominación. ¿Cómo lo hizo?

A sus 47 años y desde que llegó a Washington, en 2013, O'Rourke se mostró como un político fuera de lo común. Aunque solía unirse a las causas liberales y de grupos como el caucus hispano, también se destacó por un estilo auténtico e improvisado en las redes sociales.

Uno de los más conocidos fue su viaje en auto junto al congresista republicano Will Hurd de Texas, luego de que se cancelaran sus vuelos a Washington debido a la nieve. Allí O'Rourke realizó varias transmisiones a través de Facebook live logrando atención nacional por el compañerismo y naturalidad con que ambos se tomaron el viaje.

Ese es 'Beto', como le llaman sus más cercanos. El mismo demócrata que en 2018 decidió dar un paso que figuras con mucha más prominencia local y nacional decidieron ignorar: competir por el escaño de Ted Cruz en el Senado, una carrera con mucho que perder y casi imposible de ganar.

"Era un congresista desconocido afuera de El Paso. Miembro joven del partido de la minoría de una parte muy remota del país y ahora probablemente estará entre las figuras más fuertes en la carrera demócrata", aseguró a Univision Noticias Mark Jones, académico y analista político del Baker Institute de la Universidad de Rice en Houston.

Su exitosa campaña de 2018

Texas tiene 254 condados y cuando O'Rourke inició su campaña se comprometió a visitar cada uno de ellos. Para noviembre de 2018 había logrado su meta y mucho más que eso. Atrás quedó el perfil bajo con que comenzó su campaña.

Una de las diferencias más grandes entre él y otros candidatos fue una postura firme en rechazar dinero de grupos de interés y comités de acción política, excepto aquellos de otros legisladores.
Desde el principio el legislador dejó claro que su campaña se basaría en donaciones individuales y así lo hizo. Con eso logró recaudar un récord de 80 millones de dólares, de los cuáles 45% provinieron de donaciones pequeñas menores a $200.

Otro elemento llamativo es que el legislador no amilanó sus posiciones políticas, a pesar de estar postulándose en uno de los estados más conservadores del país. En su campaña abogó abiertamente por desistir de todo esfuerzo por construir un muro en la frontera con México, legalizar a los dreamers, fortalecer los sindicatos, entre otros. Sin embargo entre los grupos más progresistas, el legislador fue visto como un segundo Barack Obama con una inclinación liberal, pero insuficiente en acciones y detalles.

"Es una persona pragmática igual que lo fue Obama. Va a pensar las cosas y considerar cualquier tipo de opinión. Él ha sabido negociar con los republicanos, sabe hablar con ellos", explica José Aristimuño, presidente de la consultora política Now Strategies.

Según Jones, uno de los factores que ayudó a O'Rourke en 2018 fue el tiempo y dedicación que le dio a su campaña.

"Demostró una resistencia y energía increíble. Estuvo en campaña casi 18 meses y con eso logró establecer conexiones importantes en Texas. Demostró ser un político incansable, con habilidad de conectarse con los votantes y recaudar dinero", afirmó el analista.

Su estilo espontáneo le ayudó a ganar tracción durante la campaña, ya fuera por sus videos desde un Whataburger o deslizándose en patines junto a algunos jóvenes, el congresista marcó presencia diaria en las redes sociales y se respaldó en publicidad digital como pocos candidatos lo han hecho. Esto avalado por un ejército de seguidores y voluntarios que potenciaron su imagen y mensaje.

La campaña contó con 10 oficinas en todo el estado, pero a la vez le pidió a "súper voluntarios" que montaran oficinas propias y con eso desarmó al ejército organizado por Cruz.

Fue entonces cuando el candidato republicano despertó en la carrera electoral y comenzó a bombardear al legislador demócrata con diversos ataques, entre ellos el episodio en 1998 donde chocó conduciendo bajo los efectos del alcohol. Un suceso que ya era de conocimiento público.

"En 2018 O'Rourke demostró que tiene la valentía política para competir en unas elecciones presidenciales. Pudo energizar a un electorado que tiende a ser republicano y a la base demócrata", advierte Aristimuño.

Para la elección de noviembre de 2018 O'Rourke perdió, pero a la vez ganó. Una distancia de solo 2.7% lo separó del republicano Cruz. Más de 8.3 millones de personas votaron en los comicios en Texas. El doble de lo que se registró en 2014. Entre ellas más de 4 millones votaron por él.

Lo que viene

¿Podrá O'Rourke duplicar su truco? ¿Podrá repetir lo que hizo en 2018 en 2020... pero a nivel nacional? El camino para la nominación demócrata es mucho más complicado que la carrera en Texas. Se enfrentará a figuras con una capacidad mayor para reclutar voluntarios y recursos.

Aunque su carisma ha sido comparado al de John F. Kennedy u Obama y aunque no está partiendo de cero en términos de imagen, O'Rourke necesitará demostrar que es capaz de recaudar dinero al ritmo que lo hizo en 2018 y de entusiasmar a los votantes al mismo nivel que lo hizo en Texas.

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¿Beto O'Rourke podrá convertirse en el nuevo líder demócrata que le haga contraparte al presidente Trump?


¿Por qué él y no candidatos como Elizabeth Warren o Joe Biden? "El récord en el Congreso de O'Rourke lo perfila como un demócrata en el centro y no hacia la izquierda. Eso juega en su contra ya que el partido se está inclinando hacia la izquierda, pero a la vez es una ventaja porque hay pocos candidatos en el centro", aseguró Jones.

Pero según el experto, un elemento que definitivamente juega en su contra es que es parte del 1% más rico de la población, ya que su esposa Amy es hija del billonario William Sanders. "Su viaje a Kansas es una muestra de esto. No todo el mundo tiene el tiempo y dinero para hacer un viaje de introspección como lo hizo él", señala el académico de la Universidad de Rice.

O'Rourke ya no cuenta con el factor sorpresa, ya que su prominencia nacional ya está bien fundamentada. Pero quizás sí podría posicionarse como el 'underdog' frente a candidatos que ya han competido por una nominación presidencial.

Incluso si el legislador perdiera la nominación, eso podría no implicar una derrota y repetir lo que logró tras las elecciones de 2018. Políticos de trayectoria como el republicano John Cornyn de Texas ya están visualizando esta avenida y aunque O'Rourke dijo que no competiría por su escaño, no ha descartado enfrentarse a él en las elecciones de 2020.

"Es muy fácil hacer el cambio y redirigir recursos", dijo en una entrevista, al hablar de un posible giro del exlegislador demócrata en un futuro cercano, si se saliera de la carrera presidencial.

"Si no llega al final, pudiera ser un buen candidato a vicepresidente u ocupar un cargo relevante en la próxima administración. Todo puede pasar", comentó Aristimuño.

Al entrar a la carrera por la nominación demócrata en 2020 las posibilidades son ilimitadas. Todo depende de lo que O'Rourke logre dejar en el terreno al competir y de la capacidad de los demócratas para unirse en contra de Donald Trump, en lo que promete ser una de las elecciones más difíciles en su historia.

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