En la parte más emotiva del último discurso del presidente en Chicago, Obama se dirigió directamente a su esposa agradeciéndole haber "aceptado y llevado con coraje un rol que no pidió". A sus hijas, de las cuales solo Malia estaba presente, también les reconoció públicamente por ser jóvenes consideradas a pesar de "haber crecido en el centro de la escena".