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Dianne Feinstein

Cómo la senadora Dianne Feinstein ayudó a romper el monopolio de hombres en el poder

En 1992, Feinstein se convirtió en la primera mujer en el Senado por California, parte de una generación que empezó a romper el monopolio político que ejercían los hombres en Washington DC. Mucho ha cambiado desde entonces, incluyedo la influencia que tuvo la senadora que ahora cumple sus últimos años en el cargo.
Publicado 20 Feb 2023 – 09:39 AM EST | Actualizado 20 Feb 2023 – 09:40 AM EST
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En 1992 Dianne Feinstein se convirtió en la primera mujer en representar a California en el Senado federal, parte de una generación que empezó a romper el monopolio político que ejercían los hombres en Washington DC.

Desde entonces Feinstein ha sido reelegida al puesto que ejercerá hasta 2024, cuando piensa retirarse, de acuerdo con la información que se conoció esta semana de que la senadora no buscará la reelección cuando termine su actual mandato.

Con Feinstein, California no solo tuvo una sino dos mujeres senadoras. Ella es considerada la primera porque al haber ganado una elección especial se juramentó inmediatamente tras los comicios.

En cambio, Barbara Boxer, quien fue elegida en aquel mismo proceso tuvo que esperar a enero de 1993 para ocupar su escaño y su lugar en la revolución política que significó el llamado “año de la mujer” en la política estadounidense.

Gracias a ambas, California se convirtió en el primer estado de la nación en ser representado en el Senado por dos mujeres.

El efecto de las audiencia de Anita Hill en el Senado

Ese año, junto a Feinstein y Boxer, estuvieron Carol Moseley Braun de Illinois y Patty Murray de Washington. Nunca antes cuatro mujeres habían sido elegidas al Senado en un solo año electoral.

Varias de ellas presentaron entre sus motivaciones para buscar puestos en el Senado el tratamiento que el año antes sufrió Anita Hill sobre las acusaciones de acoso sexual que presentó contra el candidato a magistrado de la Corte Suprema, Clarence Thomas.

La imagen de un comité compuesto exclusivamente por hombres blancos, interrogando a la profesora de derecho afroamericana Anita Hill, le hizo preguntarse a muchas por qué no había mujeres senadoras en el panel.

En ese año había dos mujeres senadoras, pero ninguna era miembro del Comité Judicial que presidía el entonces senador Joe Biden, quien, tras el episodio, recomendó incorporar a una senadora al panel. La elegida fue Feinstein.

Alcaldesa a causa de un doble asesinato político

Antes de llegar al Senado, Feinstein empezó su carrera política en San Francisco, donde fue la primera mujer en presidir la Junta de Supervisores de la ciudad 1978. Era parte del grupo desde 1969.

En 1978 se convirtió en la primera mujer en ocupar la alcaldía de San Francisco, tras el asesinato del titular, George Moscone, quien fue baleado en su oficina por un extrabajador de la alcaldía junto al supervisor Harvey Milk.

En su tiempo al frente de la alcaldía, Feinstein dedicó un presupuesto especial para atender la crisis del sida, mayor que el que asignó para todo el país el gobierno federal presidido por el republicano Ronald Reagan cuya respuesta inicial al peligroso virus estuvo muy condicionada por sus posiciones conservadoras y religiosas.

No todo fueron éxitos. En 1990 se postuló para gobernadora de California y perdió ante Pete Wilson, quien se haría famoso después por sus posiciones antiinmigrante que, según muchos analistas, complaciendo la base de apoyo del Partido Republicano en el estado, entonces considerado péndulo.

En el Senado, Feinstein fue la promotora de la ley que prohibió por una década la venta de armas de asalto, pero que nunca ha podido reactivarse por la falta de acuerdo bipartidista en el Congreso. Su últimos intento fue en 2022.

Años después, se enfrentó a dos gobiernos, el del republicano George W. Bush y el de su compañero de partido, Barack Obama, para que revelaran al público los excesos que cometió la CIA al emplear la tortura y un programa de cárceles secretas al inicio de la llamada guarra contra el terrorismo tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.

Cuando la moderación política puede ser un problema

Feinstein se considera una moderada dentro del Partido Demócrata. Pero eso que le sirvió en su carrera en San Francisco y luego para llegar al Senado, se fue convirtiendo con los años en un problema para un sector de su partido que ha ido reforzando sus posiciones liberales.

En el escenario polarizado de hoy, con California como uno de los estados más sólidamente demócratas del país, la senadora ha sido criticada por sus propios compañeros de partido por su empeño en buscar soluciones bipartidistas a través de negociaciones con los republicanos.

En medio de esos señalamientos sobre una supuesta falta de conexión con un electorado que en las últimas décadas ha girado más a la izquierda, surgieron incluso cuestionamientos sobre su competencia mental a causa de su edad. Tiene 89 años.

La senadora tuvo un notable lapsus en televisión en noviembre de 2020, cuando durante una audiencia en el Senado l e hizo la misma pregunta al entonces jefe de Twitter Jack Dorsey, palabra por palabra, dos veces seguidas.

En 2018 Feinstein sufrió algunas de las peores críticas de su carrera durante el proceso de confirmación a la Corte Suprema del juez Brett Kavanaugh, el segundo nominado del presidente Donald Trump.

Feinstein había recibido una carta que acusaba a Kavanaugh de agresión sexual, pero la conservó en privado durante semanas. Una semana antes del voto reveló su existencia y se generó un revuelo que terminó con la acusadora, Christine Blasey Ford testificando renuentemente en una sesión especial del comité.

Al mes siguiente, Feinstein ganó la reelección por 8 puntos, el margen más reducido que obtuvo en todas las elecciones al Senado a las que se presentó.

Aquel ya lejano "año de la mujer"

EEUU ha cambiado mucho desde que Feinstein y su generación del “año de la mujer” irrumpieron en la política nacional.

De acuerdo con las cifras del Centro para las Mujeres Estadounidenses y Política, hoy se sientan en el Senado federal 25 mujeres (15 demócratas, 9 republicas y una independiente), la cuarta parte de la cámara.

En la Cámara de Representantes el porcentaje es un poco mayor: 124 congresistas o el 28,5% de los escaños, de los 91 los ocupan demócratas y 33 republicanas.

Además, hay 12 gobernadoras y la tercera parte de los puestos de elección popular estatales son ejercidos por mujeres.

Es una proporción muy por debajo de la representación femenina que hay en otros países, tanto desarrollados o no desarrollados. Y por supuesto menor a la proporción que representan las mujeres dentro de la sociedad estadounidense: 50,5%, de acuerdo con cifras del Censo.

“La senadora Feinstein rompió innumerables techos de cristal y su trabajo ha impactado la vida de millones de estadounidenses, y especialmente de californianos, para siempre (…) fue, y seguirá siendo, una institución estadounidense y de California”, dijo el senador Chuck Schumer, líder de la mayoría demócrata del Senado tras el anuncio de su retiro.

Mientras el avance femenino en la política estadounidense sigue siendo una curva ascendente, los cambios en la convivencia política hace que figuras como la de Feinstein puedan estar perdiendo la influencia que las convirtió en pioneras.

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