Por qué se debate el uso de pelotones de fusilamiento en las ejecuciones en EEUU
La imagen de un fila de hombres armados con fusiles y disparando al unísono en el pecho de un preso condenado a muerte puede evocar una época pasada y menos ilustrada.
Pero la idea de utilizar pelotones de fusilamiento está resurgiendo. Los legisladores de Idaho aprobaron esta semana un proyecto de ley que pretende añadir el estado a la lista de los que los autorizan y que actualmente son Mississippi, Utah, Oklahoma y Carolina del Sur.
El nuevo interés se produce en un momento en que los estados luchan por encontrar alternativas a las inyecciones letales después de que las farmacéuticas prohibieran el uso de sus fármacos en las ejecuciones.
Hay quienes, entre ellos algunos jueces de la Corte Suprema, consideran que los pelotones de fusilamiento son menos crueles que las inyecciones letales, a pesar de la violencia que supone acribillar a alguien a balazos. Otros dicen que no es tan sencillo o que hay otros factores a tener en cuenta.
Aquí damos un repaso a la situación de los pelotones de fusilamiento en Estados Unidos.
¿Quién y cuándo ejecutaron al último reo por fusilamiento?
Ronnie Lee Gardner fue ejecutado en la prisión estatal de Utah el 18 de junio de 2010, por matar a un abogado durante un intento de fuga del tribunal.
Gardner se sentó en una silla, con sacos de arena a su alrededor y una diana clavada en el corazón. Cinco funcionarios de prisiones seleccionados de entre un grupo de voluntarios dispararon desde una distancia de unos 25 pies (8 metros) con rifles del calibre 30. Gardner fue declarado muerto a los dos minutos.
Se cargó un cartucho de fogueo en un rifle sin que nadie supiera cuál era. Esto se hizo en parte para que quienes se sintieran molestos más tarde por su participación pudieran creer que no habían disparado una bala mortal.
Utah es el único estado que ha utilizado pelotones de fusilamiento en los últimos 50 años, según el Centro de Información sobre la Pena de Muerte, con sede en Washington DC.
¿Por qué escasean los fármacos que componen la inyección letal?
Según el proyecto de ley de Idaho, los pelotones de fusilamiento solo se utilizarían si los verdugos no pudieran obtener los fármacos necesarios para las inyecciones letales.
Cuando éste se convirtió en el principal método de ejecución en la década de 2000, las compañías farmacéuticas empezaron a prohibir el uso de sus fármacos, alegando que estaban destinados a salvar vidas y no a quitarlas.
A los estados les ha resultado difícil obtener el cóctel de fármacos del que dependieron durante mucho tiempo, como el tiopental sódico, el bromuro de pancuronio y el cloruro potásico.
Algunos estados han optado por fármacos más accesibles, como el pentobarbital o el midazolam, que, según los críticos, pueden causar un dolor insoportable.
Otros estados han recurrido a alternativas, y algunos han vuelto a autorizar el uso de sillas eléctricas y cámaras de gas o al menos están considerando hacerlo. Ahí es donde entran en juego los pelotones de fusilamiento.
¿Es menos cruel una ejecución por fusilamiento?
La magistrada de la Corte Suprema Sonia Sotomayor es de las que dicen que probablemente sí.
Esa idea se basa en la expectativa de que las balas alcancen el corazón, lo rompan y provoquen la inconsciencia inmediata mientras el recluso se desangra rápidamente hasta morir.
"Además de ser casi instantánea, la muerte por disparo también puede ser comparativamente indolora", escribió Sotomayor en una disidencia de 2017.
Sus comentarios fueron en el caso de un recluso de Alabama que pidió ser ejecutado por fusilamiento. Una mayoría de la Corte Suprema se negó a escuchar su apelación.
Sotomayor estuvo de acuerdo en su disidencia en que las drogas letales pueden enmascarar el dolor intenso al paralizar a los reclusos mientras aún son sensibles.
"Qué cruel ironía que el método que parece más humano pueda convertirse en nuestro experimento más cruel", escribió Sotomayor.
¿Hay alguna objeción al uso de pelotones de fusilamiento?
En un caso federal de 2019, los fiscales presentaron declaraciones del anestesiólogo Joseph Antognini, quien dijo que las muertes indoloras por fusilamiento no están garantizadas.
Los reclusos podrían permanecer conscientes hasta 10 segundos después de ser disparados, dependiendo de dónde impacten las balas, dijo Antognini, y esos segundos podrían ser "severamente dolorosos, especialmente relacionados con la rotura del hueso y el daño a la médula espinal".
Otros señalan que los fusilamiento son visiblemente violentos y sangrientos en comparación con las inyecciones letales, lo que puede traumatizar a los familiares de las víctimas y a otros testigos, así como a los ejecutores y al personal que limpia después.
¿Es más fiable el fusilamiento que otros métodos?
Si por fiabilidad se entiende que los condenados tienen más probabilidades de morir según lo previsto, entonces se podría esgrimir ese argumento.
Austin Sarat, profesor de Derecho y Ciencias Políticas del Amherst College, estudió 8,776 ejecuciones en Estados Unidos entre 1890 y 2010, y descubrió que 276 de ellas fueron fallidas, es decir, el 3.15%.
Las ejecuciones que salieron mal incluyeron el 7.12% de todas las inyecciones letales -en un sonado caso de 2014 en Oklahoma, Clayton Locket se retorció y apretó los dientes después de que le administraran midazolam-, así como el 3.12% de los ahorcamientos y el 1.92% de las electrocuciones.
Por el contrario, ni una sola de las 34 ejecuciones por fusilamiento falló, según Sarat, que ha pedido el fin de la pena capital.
Sin embargo, el Centro de Información sobre la Pena de Muerte ha identificado al menos una ejecución por fusilamiento que, al parecer, salió mal: en 1879, en el territorio de Utah, los fusiladores no acertaron en el corazón de Wallace Wilkerson y éste tardó 27 minutos en morir.
¿Los pelotones de fusilamiento son el método más usado para la pena capital?
Nunca han sido un método predominante para ejecutar sentencias de muerte a civiles y están más estrechamente asociados a los militares, incluida la ejecución de desertores de la Guerra Civil.
Desde la época colonial hasta 2002, se ejecutó a más de 15,000 personas, según datos recopilados por los investigadores de la pena de muerte M. Watt Espy y John Ortiz Smykla. Solo 143 fueron fusiladas, frente a 9,322 ahorcadas y 4,426 electrocutadas.
¿Cuál es la opinión de la Corte Suprema sobre los fusilamientos?
Las sentencias de los tribunales superiores han exigido a los reclusos que se oponen a un método de ejecución existente que ofrezcan una alternativa. Deben demostrar tanto que la alternativa es "significativamente" menos dolorosa como que existe la infraestructura necesaria para aplicar el método alternativo en la práctica.
Eso ha llevado al incongruente espectáculo de abogados de reclusos que presentan múltiples casos en los que argumentan los méritos de los pelotones de fusilamiento.
En 2019, la Corte Suprema dictaminó en el caso Bucklew contra Precythe que algo de dolor no significa automáticamente que un método de ejecución constituya un castigo "cruel e inusual", prohibido por la Octava Enmienda.
La Constitución "no garantiza a un preso una muerte indolora, algo que, por supuesto, no está garantizado para muchas personas", escribió el juez Neil Gorsuch para la mayoría de 5-4.
Los factores clave para decidir si un método es "cruel e inusual" incluyen si añade dolor adicional "más allá de lo necesario para efectuar una sentencia de muerte", dijo Gorsuch.
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