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Oaxaca: La educación como pretexto

“Lo ocurrido y vivido en Nochixtlán fue una masacre porque desde la cúpula del poder se estableció que no se tolerarían más las presiones del CNTE y, por consecuencia, se priorizaron las armas y no las palabras”.
Opinión
Académico y periodista independiente
2016-07-05T15:35:25-04:00
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Los maestros bloquean una carretera en protesta por la reforma educativa en México Crédito: Ronaldo Schemidt/AFP/Getty Images


México es un país que acumula tragedias. Recién comenzamos a entender algo cuando ya el gobierno –contrario al respeto a los derechos humanos– ha vuelto a disparar contra la población civil. Así sucedió en Nochixtlán, Oaxaca, el 19 de junio de este año.

Podemos ser o no partidarios de las demandas que tienen los maestros adscritos a la Coordinadora de Trabajadores de la Educación en México (CNTE), los cuales se han opuesto a la Reforma Educativa desde antes que ésta fuera promulgada el 23 de febrero de 2013.

Su oposición a la Reforma Educativa puede centrarse en cuatro aspectos:


  1. Consideran que se trata de una reforma laboral, no de una educativa, porque la columna vertebral del cambio no es un nuevo modelo pedagógico para cambiar la educación mexicana sino la regulación de las condiciones laborales y económicas del magisterio;
  2. Señalan que la evaluación propuesta para medir “la calidad” de los maestros no reconoce ni diferencia sus condiciones de trabajo; es decir, es una prueba homogénea donde da igual si eres maestro en la sierra de Oaxaca o si lo eres en la capital del país;
  3. Denuncian que la evaluación no se centra en reconocer las habilidades pedagógicas del maestro frente al grupo sino en responder cómo son y deben hacerse diversos procesos administrativos-burocráticos; y, finalmente,
  4. Puntualizan que la Reforma Educativa crea una incertidumbre laboral para aquellos maestros que se niegan a ser evaluados bajo estas condiciones, ya que no sólo son despedidos sino que además se establecen criterios para que legalmente ningún tribunal laboral pueda defenderlos.

Insisto, podemos estar o no de acuerdo con sus propuestas, incluso, podemos ser muy críticos con las estrategias que ha utilizado el CNTE y los maestros para visibilizar sus demandas en el espacio público y en la arena política mexicana; sin embargo, ¿un gobierno democráticamente constituido puede anteponer las balas al dialogo? ¿Puede desplegar sus fuerzas de seguridad so pretexto de que las marchas del CNTE violentan el derecho al libre tránsito? ¿Puede disparar a quemarropa y asesinar a 11 personas y herir a más de 100? ¿Puede decirnos que todo esto lo hace por la educación y detener a más de 60 maestros disidentes? No, no pueden porque el deber de todo Estado es respetar los derechos humanos de todas y todos.

La mañana del 19 de junio en Nochixtlán, Oaxaca, ocurrió que más de 800 policías de la Policía Federal y de la Policía Estatal de Oaxaca llegaron disparando gas lacrimógeno para después descargar sus armas de alto calibre contra integrantes del movimiento magisterial oaxaqueño que desde el 14 de junio mantenían cerrada la carretera que une a Oaxaca con la capital de México. Era un grupo de 30 maestros contra centenas de policías que portando armas tenían el objetivo de despejar la carretera. Lo hicieron a punta de balazos.

Testigos presenciales aseguraron que los primeros en disparar fueron los policías y que ante la acción de represión las campanas de Nochixtlán sonaron con fuerza para convocar a la población a defender ya no sólo a los maestros sino a la comunidad entera ante la violación a los derechos humanos que se estaba ahí viviendo. El pueblo se unió para defender a los suyos, para defender su territorio.

La Policía Federal, en voz de su titular Enrique Galindo, ha argumentado que sus elementos dispararon porque fueron víctimas de una emboscada de parte de “grupos radicales” que los agredieron desde el lado de los manifestantes. Hasta la fecha, la Policía Federal no ha aportado ninguna prueba para confirmar tanto la hipótesis de la emboscada como la presencia de armas en los integrantes del magisterio. Los videos grabados por turistas y pobladores, en cambio, confirman que los maestros y la gente de Nochixtlán sólo portaban palos y piedras, no armas de fuego.

Lo ocurrido y vivido en Nochixtlán fue una masacre porque desde la cúpula del poder se estableció que no se tolerarían más las presiones del CNTE y, por consecuencia, se priorizaron las armas y no las palabras. Se optó por el atropello a los derechos humanos porque la lucha por la bendita calidad de la educación en México lo justifica todo. Aurelio Nuño Mayer, titular de la Secretaría de Educación Pública, lo tiene muy claro porque la Reforma Educativa se impone no se negocia ni se discute y, por tanto, al maestro se le evalúa porque el sistema educativo requiere maestros idóneos, no maestros luchadores.

Podemos estar o no de acuerdo con los maestros, podemos comprar o no la representación violenta que de ellos hacen los medios de comunicación; podemos creer –incluso– que existen “grupos radicales” infiltrados en el CNTE; sin embargo, no podemos negar que en Nochixtlán se desplegó un numeroso grupo de policías y que éstos –como lo confirman fotografías y videos– sí portaban armas que dispararon contra la población civil.

Podemos, además, pensar que esto que pasó no fue tan grave y que se está exagerando; podemos quedarnos en casa a mirar las protestas en televisión o en redes sociales e imaginar que los muertos y heridos se lo buscaron por andar de revoltosos. Podemos quedarnos al margen de la lucha de los maestros y esperar a que una nueva desgracia ocurra en México. Una desgracia donde quizá nosotros seamos las próximas víctimas.

Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.

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