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Una nueva estocada al prohibicionismo de la marihuana

"La despenalización de la marihuana restablecería el derecho de las personas a usarla si lo desean, permitiría la educación de los consumidores en su utilización saludable y privaría de un sucio negocio a los contrabandistas inescrupulosos que medran con la prohibición. Ahorraría, además, miles de millones de dólares de lo que invierten los contribuyentes en perseguir a vendedores y consumidores".
Opinión
Director de Integración de Redes y Multiplataformas y Redactor Jefe de Televisa Univision.
2022-10-10T11:10:29-04:00
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"La prohibición de la marihuana es un experimento que fracasó estrepitosamente. Con lo que aun no hemos experimentado lo suficiente es con su despenalización". Crédito: Univision 65

Luego de décadas de guerra sangrienta, costosa y contraproducente contra la marihuana, la despenalización se va abriendo paso. El ejemplo más reciente es la decisión del presidente Biden la semana pasada de perdonar a más de 6,500 convictos por delitos federales leves relacionados a ella. Previamente, 24 estados, el Distrito de Columbia y Puerto Rico habían aprobado el uso medicinal de la marihuana. 15 habían aceptado su uso recreativo. Y otros planean someter ambas cosas a referendos, incluyendo cinco en las elecciones intermedias dentro de un mes.

La prohibición a rajatabla de la venta y compra de marihuana fue una consecuencia de la paranoia generalizada de sociedades sometidas a supersticiones sobre la hierba y otras drogas. Alimentó a un tiempo el contrabando ilegal, las inversiones delirantes en la respuesta armada, los encarcelamientos en masa y una beligerancia que costó infinidad de vidas de manera innecesaria, muchas de ellas inocentes. También enemistó a Estados Unidos con gobiernos vecinos. Como de costumbre, los políticos insensatos y manipuladores se inspiraban en los temores e inseguridades populares para buscar votos. En vez de liderar sobre el tema, ofuscaban a sus votantes con demagogia. Era una práctica en la que participaron, muy orondos, miembros de los dos principales partidos del país.

Drogas como la marihuana han existido desde tiempos inmemoriales. También personas deseosas o dispuestas a consumirlas. No han desaparecido nunca. Y nunca desaparecerán. Por eso, lo sensato es aprender a manejarlas de tal manera que no hagan daño ni a los consumidores ni a las personas que les rodean. Como sucede con el cigarrillo, el alcohol y muchas otras sustancias. Es lo que siempre hemos propuesto los partidarios de la despenalización. Pero su absurda criminalización ha hecho sumamente difícil el crear consumidores educados, aun cuando profesionales y laboratorios médicos se han ofrecido en Europa y Estados Unidos para asesorar y fabricar productos basados en la marihuana y otros narcóticos prohibidos con el fin de garantizar su uso seguro y responsable.

Una meta del movimiento despenalizador es equiparar drogas como la marihuana con las medicinas. Así como estas últimas están sometidas a reglas gubernamentales, basadas en la ciencia médica, la marihuana y otras drogas pueden venderse, comprarse y consumirse mediante reglas que supervisen autoridades debidamente informadas por los científicos. Al igual que las medicinas reguladas, la marihuana admite un uso adecuado y responsable, aunque también lo contrario, es decir, un uso inadecuado e irresponsable. Su criminalización impide que la gente conozca la diferencia. Su deseable despenalización permitiría educarla.

En esta materia Biden es un político chapado a la antigua. Se formó en el servicio público en plena cruzada prohibicionista, en los años 70 y 80. Y se dice que no fue fácil convencerle de que debía perdonar a convictos federales por delitos menores relacionados a la marihuana, a pesar de que, durante la campaña presidencial, había prometido considerarlo.

Al parecer, lo persuadieron estadísticas que revelan que un número desproporcionado de los convictos son afroamericanos e hispanos. Y es que el prohibicionismo también ha fomentado la persecución y el encausamiento desmesurados de miembros de minorías étnicas. Cientos de miles de vidas arruinadas por gusto, para darles tranquilidad emocional a un sinnúmero de ciudadanos mal informados y manipulados.

La despenalización de la marihuana restablecería el derecho de las personas a usarla si lo desean, permitiría la educación de los consumidores en su utilización saludable y privaría de un sucio negocio a los contrabandistas inescrupulosos que medran con la prohibición. Ahorraría, además, miles de millones de dólares de lo que invierten los contribuyentes en perseguir a vendedores y consumidores. Y aportaría puestos de trabajo y cientos de millones de dólares a las economías estatales y locales, como sucede ya en los estados que han aprobado el uso medicinal o recreativo de la hierba.

La inmensa mayoría de las personas que guardan prisión por delitos leves de marihuana recibieron condenas estatales.

Por eso, la Casa Blanca ha exhortado a los gobernadores a seguir el ejemplo del presidente Biden. El tema figura en los debates de algunas contiendas electorales. Pero no será fácil quitarles a los políticos, especialistas en infundir miedo, un instrumento que usan fácilmente para marear a los votantes. La prohibición de la marihuana es un experimento que fracasó estrepitosamente. Con lo que aun no hemos experimentado lo suficiente es con su despenalización.

Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.

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