Ya sea en Houston, Miami o Nueva York, las historias de la debacle en la industria de los restaurantes son las mismas. Miles de desempleados, facturas que “siguen corriendo” y ventas en picada que habrían sumado pérdidas por unos $80,000 millones al cierre de abril. Un golpe tan duro y repentino que posiblemente cambió para siempre su modelo de negocio.