Dravon Ames y Iesha Harper, quien está embarazada y se encontraba junto a sus dos niñas, están demandando por uso excesivo del la fuerza a la policía de Phoenix, después de que dos agentes les propiciaran patadas y amenazas, y acusaran a la pequeña de haber robado mercancía. Ellos aseguran que solo se dieron cuenta de lo ocurrido cuando ya estaban fuera del local.