Los cuerpos de los cuatro hombres fueron colgados de grúas en plazas públicas de la ciudad de Herat, Afganistán, luego de ser asesinados en un tiroteo tras supuestamente secuestrar a un empresario y su hijo. Según el Talibán, exhibir sus cuerpos serviría como ejemplo para que otras personas no cometan los mismos delitos.