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Educación Pública

Por qué el presupuesto de Educación de Trump puede perjudicar a los estudiantes más pobres

Muchos de los programas que están siendo recortados en el presupuesto de educación Trump-DeVos ayudan a familias de bajos ingresos, muchas de ellas familias latinas, que muy probablemente no se beneficiarán de los fondos que serán reasignados hacia la libre elección de escuela.
18 Jul 2017 – 01:00 PM EDT
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Los recortes al presupuesto federal de educación de 2018 ponen en peligro el acceso de los estudiantes de familias de bajos ingresos. Crédito: Morry Gash/AP

Apodada 'Un Nuevo Cimiento para la Grandeza Estadounidense', la propuesta de presupuesto para 2018 del presidente Donald Trump pretende hacer que la economía crezca más rápidamente y reducir la deuda. Pero sólo 59,000 millones de dólares de ese presupuesto se han destinado para la educación: un recorte de 9,200 millones de dólares (13.5%) en comparación con el año pasado.

El plan de educación también elimina o reduce más de 30 programas que la secretaria de Educación Betsy DeVos y su equipo consideran una duplicación de otros programas, ineficaces, o que resulta más apropiado apoyar con fondos privados, estatales o locales.

Como expertos en finanzas públicas y asociaciones escolares-comunitarias, hemos visto el impacto de muchos de estos programas. Estos recortes y otros aspectos del plan de educación Trump-DeVos podrían tener consecuencias duraderas para los niños en Estados Unidos, especialmente los que viven en la pobreza.

"Más niños latinos viven en la pobreza –6.1 millones en 2010– que otros grupos étnicos o raciales de niños en el país", reporta el Centro de Investigación Pew usando datos del censo de Estados Unidos. "En 2010, el 37.3% de los niños pobres eran latinos, 30.5% eran blancos y 26.6% eran negros".

Los cortes y las consecuencias

En la superficie, el motivo de la administración para recortar estos programas parece claro: reducir gastos en algunos programas existentes o eliminarlos por completo para aliviar presupuestos a corto plazo. Nuestra conclusión, sin embargo, es que las consecuencias a largo plazo podrían ser graves.

Consideremos, por ejemplo, el programa Centros de Aprendizaje de la Comunidad para el Siglo XXI (CCLC, por sus siglas en inglés), el cual provee enriquecimiento académico extracurricular a estudiantes en comunidades muy pobres. El programa de los CCLC presta servicios a 2 millones de niños en 11,500 centros en todo el país. Auditorías de gestión llevadas a cabo por el Departamento de Educación en el año 2015 demostraron que "este amplio programa toca la vida de los estudiantes en formas que tendrán repercusiones de largo alcance".

En estos centros, los niños en comunidades de alta pobreza –muchas veces latinos– obtienen ayuda adicional para enriquecer sus habilidades en matemáticas e inglés, mejorar las habilidades que les permiten participar en clase y para mejorar su comportamiento en esta. Según las auditorías, casi el 50% de los niños que participaron reportaron mejoras en sus calificaciones escolares y más del 20% reportaron mejoras en las puntuaciones de evaluaciones estatales. Más del 50% de los profesores reportan una mejora en el completamiento de tareas y el comportamiento de los alumnos.

Bajo el plan Trump-DeVos, la financiación de los CCLC sería eliminada, de inmediato. Las investigaciones han demostrado que eliminar gradualmente programas como los CCLC les da a las escuelas y a los gobiernos tiempo suficiente para determinar si los vacíos que quedan atrás pueden llenarse. En 2013, por ejemplo, se le hizo un recorte igualmente abrupto a Head Start, un programa preescolar para familias de bajos ingresos, y estos cortes repentinos dejaron a muchas familias sin cuidado diurno para niños de 3 a 5 años de edad.

El nuevo presupuesto también planea eliminar CCAMPIS, un programa que subvenciona la guardería infantil para padres que estén matriculados en la universidad, e IAL, que proporciona libros de alta calidad a bibliotecas escolares. Ambos programas atienden predominantemente a familias de bajos ingresos y ambos muestran un impacto positivo.

¿Quién realmente tiene la opción de elegir su escuela?

Algunos de estos recortes de educación serán reasignados para expandir las escuelas chárter, extender vales para escuelas privadas y religiosas, y apoyar escuelas públicas para que adopten políticas favorables a la libre elección. Estas reasignaciones, al igual que los recortes, afectarán principalmente a familias de bajos ingresos.

¿Por qué? Todo se reduce a quién realmente tiene una opción a la hora de elegir la escuela.

Aunque DeVos podría argumentar que su propuesta política proporciona a todas las familias la opción de seleccionar las escuelas chárter o privadas que reciben apoyo de los vales, sabemos que los niños de familias de bajos ingresos, que ahora representan el 51% de los estudiantes de las escuelas públicas de Estados Unidos, no tienen el mismo acceso a la elección de escuela que los niños de familias de clase media y alta.

Mientras que las escuelas públicas están obligadas a atender a todos los niños, las escuelas chárter y privadas atienden a los niños cuyas familias saben de ellas, las buscan y solicitan ingreso a ellas. Pero muchos padres enfrentan desafíos importantes para conectar a sus hijos con las oportunidades educativas de 'elección': los padres mismos pueden no tener estudios, ser analfabetos, no hablar inglés con fluidez, no tener acceso a computadoras y/o teléfonos, no tener transporte suficiente o tener más de un empleo. Estos desafíos afectan desproporcionadamente a las familias que viven en la pobreza.

Como resultado, el enfoque de DeVos en la elección y los vales es probable que amplíe, en lugar de reducir, la brecha entre los niños de familias de ingresos bajos y los de familias de ingresos medianos.

Hay maneras de mitigar esto (y algunas escuelas chárter lo están haciendo), pero la propuesta de DeVos ni exige ni premia estas disposiciones. Por ejemplo, la College Prep Charter School de la Sociedad de Ayuda al Niño tiene criterios de admisión que benefician a los niños que son de bajos ingresos, están aprendiendo el idioma inglés, y/o están "involucrados con el bienestar social".

Aunque algunas escuelas chárter en todo el país les dan prioridad a los estudiantes de bajos ingresos, el nuevo presupuesto no les da a las escuelas incentivo alguno para hacer esto.

La educación desigual y el futuro

Estados Unidos gasta más dinero que cualquier otro país en la educación de los niños. Creemos que esta inversión ha conseguido algunos resultados sustanciales en los logros educativos de los estudiantes del país: según el Centro Nacional de Estadísticas de Educación, los puntajes en lectura y matemáticas de alumnos de cuarto grado mejoraron significativamente entre 2006 y 2011.

Sin embargo, el papel de la financiación federal en la educación va más allá del aumento del desempeño académico general de los niños. La financiación federal complementa la a veces injusta financiación del gobierno estatal y local, garantizando que todos los estudiantes tengan la misma oportunidad de éxito.

Pero en el caso del nuevo presupuesto, los programas que reducen las diferencias para los estudiantes de bajos ingresos que tienen dificultades están siendo eliminados a fin de apoyar iniciativas de elección de escuela que normalmente utilizan las familias más acomodadas.

Hemos conversado con padres de todos los niveles de ingresos y la gran mayoría de ellos nos dijeron que lo que más desean es que sus hijos sean más exitosos que lo que ellos llegaron a ser. El presupuesto de DeVos perjudica a los padres que tienen dificultades para subsistir, y esto les hará todavía más difícil ver a sus hijos triunfar y hacer realidad ese sueño.

*Komla Dzigbede es profesor asistente de Administración Pública de la Universidad de Binghamton, Universidad Estatal de Nueva York

The Conversation

*Laura Bronstein decana del Colegio de Profesores de Asuntos Comunitarios y Públicos de la Universidad de Binghamton, Universidad Estatal de Nueva York

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