La autopsia de Carrie Fisher reveló la presencia de cocaína, heroína y éxtasis
En la última entrevista que dio Carrie Fisher, un mes antes de su muerte, habló, como ya era costumbre en ella, de manera muy honesta y directa sobre su relación con las drogas.
Dijo que un consejo que le hubiera gustado recibir cuando tenía 19 años y estaba comenzando su carrera en Hollywood era el de que no consumiera drogas durante tanto tiempo, toda su vida.
Aclaró, sin embargo, que de todas maneras no habría escuchado este consejo. «Desafortunadamente a algunos nos lleva mucho tiempo aprender» se lamentó, sugiriendo que para ella ya era demasiado tarde.
Aunque aseguró que «el LSD es fantástico» y valoró el hecho de que el consumo de drogas también tuvo cosas positivas para ella (un mejor dominio de su trastorno bipolar y de sus impulsos depresivos), habló de la heroína como una droga que desearía no haber probado nunca.
«Aspiré alguna vez. Nunca lo hice demasiado, que es esencialmente lo que hacer cuando intentas suicidarte».
Ahora Variety ha difundido los detalles de su autopsia y resuenan esas declaraciones que Carrie Fisher realizó muy poco antes de morir.
Según el reporte, en el cuerpo de Carrie Fisher fueron encontrados restos de varias drogas, entre ellas cocaína, metadona, heroína y éxtasis. La causa de muerte primaria fue un síndrome de apnea del sueño, aunque se mencionan las drogas como un factor que contribuyó.
El reporte de la autopsia se elaboró a partir de estudios toxicológicos y de un examen externo del cuerpo, ya que la familia de Carrie Fisher rechazó la realización de una autopsia completa.
«Basados en la información toxicológica disponible» puntualiza el informe de la autopsia, «no podemos establecer por completo la incidencia de las múltiples sustancias detectadas en la sangre y los tejidos de la Sra. Fisher en su causa de muerte».
Carrie Fisher murió el 27 de diciembre en un hospital de Los Angeles, tras cuatro días en cuidados intensivos. Cuatro días antes había tenido un paro cardíaco en el avión en el que viajaba, volviendo de Europa, adonde había ido a presentar su libro de memorias más reciente, The Princess Diarist.
Su asistente, que viajaba con ella, dijo que durante el vuelo había sufrido varios episodios de apnea, y que finalmente no pudo ser despertada.
Detalles adicionales del informe sugieren que la cocaína podría haber sido consumida hasta tres días antes del vuelo. Agrega que una probable exposición a la heroína puede haber contribuido a obstruir su respiración cuando sufrió el paro cardíaco.
El verdadero valor de todos estos detalles adicionales sobre su muerte es difícil de determinar, más allá del interés morboso.
Si fuera el caso de otra celebridad, no sería más que una insistencia desagradable sobre un aspecto oscuro de su vida, pero tratándose de Carrie Fisher, puede verse, al menos, como una excusa para recordar su discurso abierto y sensato sobre el consumo de drogas, sin los secretos, la demonización o la hipocresía con la que Hollywood suele tratar el asunto.