Una mano, que parece gigante, compone minúsculos yakitori (brochetas de pollo) con mucha paciencia. Los pinchos, son, en realidad, escarbadientes. Lentamente, pincha cada ínfimo pedazo de carne blanca y luego coloca cada yakitori sobre un fuego compuesto de una pequeña llama. De a poco, la carne comienza a dorarse y, cuando está lista, la mano la posa sobre un plato tan pequeño como la comida.