7 señales de que tienes una relación con tu PlayStation (aunque no lo quieras admitir)
El amor viene en muchas formas y tamaños. Desde el amor que recibimos de nuestros familiares y seres queridos, hasta el amor que podemos sentir por un buen libro o un lugar que nos llena el alma. O el amor por un videojuego, por supuesto.
Y así como podemos amar ciertos videojuegos y sagas, también podemos haber entregado nuestro corazón a una consola en particular. Si (como yo) eres de esas personas que no pueden vivir sin su PlayStation, te presentaré estas 7 señales de que tienes una relación con ella.
No te avergüences, el amor es hermoso ;)
Sueñas con ella
En la calma de la noche sonríes mientras duermes, porque te está ocurriendo algo hermoso en el mundo onírico. Estás rompiendo todos los récords en ese juego en el que te habías estancado, consigues todos los elementos desbloqueables y encuentras todos los trucos y secretos sin tener que googlear nada. Y allí, ayudándote a lograr tal hazaña, está tu PlayStation, orgullosa de ti...
Suena la alarma y te despiertas, aún con una sonrisa en el rostro. Mientras caminas hacia el baño ves a la consola cómplice que te observa desde debajo del televisor, y sientes que ella también soñó contigo.
La extrañas cuando estás lejos
Admítelo, quieres estar con ella a todas horas. El trabajo, el estudio y las obligaciones de la vida no son nada comparados con tus ganas de pasar el tiempo con tu PlayStation, juntos, a solas, aislados de ese molesto mundo que no deja de interponerse entre ustedes y su felicidad.
Es la única que te entiende
Sabemos que le hablas a tu PlayStation, y sabemos que no necesitas que te responda, porque lo más importante es que es la única que te entiende. ¿Quién necesita psicoterapia o amigos cuando tienes la mejor compañía para escuchar tus quejas, penas y alegrías? Incluso puedes hablarle mientras juegas, para no tener que dialogar con esos otros desagradables jugadores en línea.
A veces te enojas con ella, pero siempre la perdonas
Más de una vez el enojo se hace carne en ti y se lo atribuyes a tu PlayStation. Te dan ganas de no verla nunca más. Pero siempre logras recapacitar; al fin y al cabo, no es su culpa que pierdas o no puedas pasar de nivel, sino que en todo caso es culpa de los desarrolladores del videojuego que lo hicieron demasiado difícil, o quizás sea por tu falta de entrenamiento. Perdona a tu PlayStation y trabajen juntos para resolver el problema que te aqueja. Eso es lo que hacen las parejas más fuertes.
Tu familia ya la aceptó
Al principio tu madre te prohibía estar demasiado con ella, porque consideraba que siempre había algo mejor para ti. Tu padre no entendía tu fascinación con esa cosa y te insistía en que no olvidaras a tus amigos. Pero con el paso del tiempo todos fueron admitiendo que lo tuyo con la PlayStation es más sano y puro que casi cualquier otra de las relaciones en tu vida. Haz la prueba de decirle a tus padres que el próximo sábado saldrás de fiesta en lugar de quedarte toda la noche jugando con tu consola y verás qué preocupados se ponen de inmediato. Y ni te cuento si les pides dinero...
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Se lleva bien con tus amigos
Una prueba de fuego en cualquier relación es el momento en que tus amigos conocen la causa de tu fascinación. Y lo bueno de esto es que a tu PlayStation ya la conocen, casi desde el primer día, y le tienen casi tanto cariño como tú —aunque por suerte un poquito menos, sino podrían despertar tus celos—. Es la relación más natural del mundo, como formar una familia con una amistad de toda la vida.
Te sientes culpable cuando estás con otra consola
A todos nos pasó ese momento incómodo de ir a una reunión en casa de algún conocido y que surja la idea de un campeonato de fútbol, o unas partidas en algún shooter. Lo cierto es que en cuanto llega la propuesta de «desentumecer un poco los pulgares» a ti se te hace un nudo en la garganta y recuerdas a tu PlayStation. La imaginas sola, en la oscuridad de tu alcoba, pensando en ti mientras tú te diviertes con otra, que tal vez hasta sea tan despreciable como una Xbox o un Nintendo... No le hagas eso, ella sufre como tú.
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¿Tú también tienes una relación con tu PlayStation?