Tres de los heridos durante las protestas del pasado 8 de junio en Los Ángeles, California, en contra de los operativos migratorios recibieron golpes y disparos por parte de las autoridades. A uno de ellos los perdigones de goma le fracturaron la mandíbula y ahora tiene dificultad para comer y hablar. Las víctimas interpondrán una demanda civil contra la ciudad, el condado y el Departamento de Policía de Los Ángeles por presunto abuso policial y exceso de violencia.
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