Pedir perdón es terapéutico y es la primera culpa que se paga en la condena de la sociedad de audiencias en la que vivimos. Como han aprendido esta semana Sean Spicer y el CEO de United Airlines, pedir perdón no es lo mismo que disculparse y, para que sea creíble y efectivo, este acto reclama contrición, arrepentimiento y vergüenza. Y cambios, muchos cambios.