null: nullpx
Ben Affleck

5 razones para volver a ver Good Will Hunting

Publicado 8 May 2017 – 02:00 PM EDT | Actualizado 14 Mar 2018 – 09:48 AM EDT
Comparte

En 2017 se cumplen dos décadas desde el estreno de la película Good Will Hunting (también conocida como En busca del destino, El Indomable Will Hunting, o Mente indomable). Se trata de un film que para muchas personas se volvió icónico casi al grado de considerarse de culto si tenemos en cuenta lo poco exitosa que fue en las taquillas en contraste con lo aclamada que se vio por las críticas.

Dirigida por Gus Van Sant, la película ambientada en Boston trata sobre Will Hunting ( Matt Damon) un conserje de 20 años que trabaja en el M.I.T., donde el profesor Gerald Lambeau ( Stellan Skarsgård) descubre que el joven posee una mente superdotada a pesar de tener problemas emocionales y de llevar una vida sin futuro.

Lambeau aprovecha la ocasión en que Will es arrestado por agresión y le ofrece sacarlo de la cárcel bajo su supervisión para instruirlo en matemáticas y explotar todo su potencial intelectual; el único requisito es que Will se someta a terapia. El terapeuta elegido es Sean Maguire ( Robin Williams), un hombre viudo que accede a tratar al problemático muchacho a pesar de pasar por una tensa primera entrevista.

La terapia coincide con el inicio de la relación entre Will y Skylar ( Minnie Driver) una estudiante de posgrado a meses de abandonar Boston y con quien Will no es honesto en lo referente a su pasado. Las extensas sesiones entre Will y Sean exponen los miedos personales que ambos transitan en lo referente a la vida, las relaciones y el futuro; naciendo entre ambos una amistad asentada en la honestidad y un forjado respeto mutuo.

Veamos a continuación: algunos motivos para volver a ver Good Will Hunting.

#5 Para los amantes de Gus Van Sant

El director fue seleccionado por los propios Matt Damon y Ben Affleck entre una lista de realizadores que incluía a Mel Gibson, Michael Mann, Steven Soderbergh y Kevin Smith. La decisión surgió por lo impresionados que los guionistas quedaron con el trabajo de Van Sant en la película Drugstore Cowboy (1989).

En Good Will Hunting, el director logra convertir cada minuto de la película en un cuadro, una composición visual pautada por su iluminación y manejo de los colores y filtros para transmitir un estado entre lo depresivo y lo rebelde, ambientado en un contexto urbano en continuo movimiento, pero que a la vez se equilibra por los entornos cerrados y de carácter personal en donde el personaje tiene contacto con personas a las cuales aprecia o respeta (bares, restaurantes o el despacho de Sean Maguire).

Este estilo de composición visual es el que se volvería la firma inconfundible del director, la cual se puede ver en otras de sus obras dramáticas, como Finding Forrester (2000), Elephant (2003) o Last Days (2005).

#4 Robin Williams

El personaje de Sean Maguire, el terapeuta que accede a tratar a Will, es considerado uno de los mejores papeles realizados por Williams, lo cual lo hizo acreedor a un premio de la Academia por su rol en la categoría de mejor actor de reparto.

Sean Maguire no es solo otro personaje estructurado en el cliché del “doctor que se vuelve una figura paterna del paciente”, el personaje no es tan simple ni esquemático. Se trata, por supuesto de una figura inteligente, locuaz, contenedora y sensible –aspectos que todos buscan en un terapeuta– pero desde un primer momento se expone que Sean tiene sus propios problemas con los que lidiar y la presencia impuesta y un tanto agresiva de Will indirectamente lo perturba pero a la vez le recuerda aspectos de su propia persona, lo que lo guía a querer ayudarlo. Esa reacción puede considerarse como un instinto paternal por parte del personaje, pero con el desarrollo del film se expone que, si se lo analiza, Sean no se vuelve un “padre”, sino un amigo y un maestro para Will. Dejando de lado el profesionalismo y siendo hoscamente honesto con él.

#3 Es una película sumamente personal

El guion escrito por Matt Damon y Ben Affleck no podría haber llegado a puerto de no haber sido por el aporte de muchas personas, entre las que destacan amistades y familiares de ambos guionistas.

Si bien la película fue producida por Miramax, el proceso determinante en la estructura y genero del guion se debe principalmente a Rob Reiner, el presidente del estudio Castle Rock Entertainment con quien Affleck y Damon iniciaron tratos en un primer momento a fin de desarrollar la película. Al ser Reiner un actor, guionista y director de cine con mucha experiencia, fue él quien recomendó a la dupla de guionistas que le dieran un tono más dramático a la historia –la cual estaba planteada en su bosquejo inicial como un thriller–, Reiner incluso pidió consejo al novelista y guionista William Goldman, con quien ya había trabajado en las películas The Princess Bride (1987) y Misery (1990) para que diera su opinión. Goldman concordó con Reiner en la idea de convertirla en un drama romántico, pero reconoce que su aporte fue mínimo.

Como Castle Rock no quería que Damon y Affleck sean los protagonistas, Kevin Smith –amigo y colaborador de Ben en varias películas– fue quien llevó el guion a Miramax, donde se les concedió su rol protagónico y el crédito como guionistas, haciéndolos merecedores de un premio Oscar por su obra.

#2 Trata uno de los miedos más grandes

Muchas películas dramáticas se enfocan en aspectos esquemáticos de los sentimientos, para así sustentar la trama en algo que pueda resultar identificable por cualquier espectador, como el miedo a la muerte, al fracaso, incluso el miedo a la felicidad (personas que se niegan a ser felices a causa de un profundo autoodio).

En Good Will Hunting se trata un miedo mucho muy real que todos experimentamos diariamente: El miedo a dar el paso hacia “lo desconocido”. Este es el miedo a dar un salto de fe, a adentrarse en el cambio, a abrirse, a ser honesto con uno mismo, a salir de la zona de confort que puede llevarnos a logros personales mucho más elevados, pero preferimos mantenernos en la estructurada y tolerable miseria a la cual nos hemos acostumbrado.

La “opción de dar el paso” se nos presenta en todo momento, a veces es algo que no analizamos y dejamos pasar como se tratase de algo intrascendente. La manera que dicho dilema está representado en la película es algo digno de elogio.

#1 Insta al espectador a la introspección positiva

La película deja un poderoso mensaje que no todos aceptan con facilidad, pero no por eso es menos valioso. No importan que tan inteligente seas, que tantos títulos o estudios poseas, que tantas experiencias hayas vivido: nadie está por encima de nadie en lo referente a la felicidad y la tristeza; nadie posee la verdad única o la sabiduría total, nadie tiene la capacidad de analizar a una persona que no conoce ya que no sabe por lo que ha vivido ni ha experimentado lo que dicha persona experimentó.

De la misma forma, nadie puede determinar la verdadera fuente de felicidad para otra persona que no sea uno mismo. El mensaje, aunque puede parecer trillado o redundante, es tan sencillo que muchos preferimos obviarlo: “La vida es difícil, lo mejor es buscar aquello que nos haga feliz y hacerlo sin arrepentimientos”.

Tras ver la película un espectador seguramente va a analizar las decisiones de su propia vida, y seguramente va a sentir mucha frustración al recordar sus errores y caídas. Pero el film plantea que no existen las derrotas, que la felicidad no está en una meta a lograr, sino en el proceso y las decisiones que nos edifican como individuos y por las que nunca nos vamos a arrepentir.

¿Qué opinas de esta película? ¿La has visto? ¿La volverías a ver?

Comparte