Por qué los científicos visten y entierran a cerdos en México y qué tiene que ver eso con la violencia del narco
Primero, los científicos visten a los cerdos muertos y luego se deshacen de los cadáveres. Algunos los envuelven con cinta adhesiva, otros los descuartizan. Los meten en bolsas de plástico o los envuelven en mantas. Los cubren con cal o los queman. Algunos son enterrados solos, otros en grupos.
Luego observan.
Los cerdos desempeñan un papel inédito en las investigaciones para ayudar a encontrar la asombrosa cantidad de personas desaparecidas en México durante décadas de violencia de los carteles de la droga.
Las familias de los desaparecidos suelen tener que buscar a sus seres queridos con poco apoyo de las autoridades. Pero ahora, científicos del gobierno están probando las técnicas más recientes de mapeo satelital, geofísico y biológico junto con los cerdos, para ofrecer pistas que esperan que puedan conducir al descubrimiento de al menos algunos de los cuerpos.
Plantas, insectos y cerdos en descomposición
José Luis Silván, coordinador del proyecto de mapeo y científico de CentroGeo, un instituto federal de investigación especializado en información geoespacial, pasa por un sitio donde científicos enterraron 14 cerdos hace unos dos años. Comenta que es posible que no sepan qué tan bien funciona la tecnología, dónde y cuándo se puede usar, ni bajo qué condiciones, durante al menos tres años.
“Las flores brotaron debido al fósforo en la superficie; no lo vimos el año pasado”, dijo mientras tomaba medidas en una de las tumbas. “Las madres que buscan dicen que esa pequeña flor amarilla siempre florece sobre las tumbas y las usan como guía”.
Los cerdos y los humanos están estrechamente relacionados, ya que comparten alrededor del 98% del ADN. Pero para el proyecto de mapeo, las similitudes físicas también importan. Según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, los cerdos se parecen a los humanos en tamaño, distribución de grasa y la estructura y grosor de la piel.
Un gran dron equipado con una cámara hiperespectral sobrevuela el cementerio de los cerdos. Generalmente utilizada por empresas mineras, la cámara mide la luz reflejada por sustancias del suelo, como nitrógeno, potasio y fósforo, y muestra cómo varían a medida que los cerdos se descomponen. La colorida imagen que produce ofrece pistas sobre qué mirar en el proceso de búsqueda de tumbas.
Los investigadores también emplean drones térmicos, escáneres láser y otros dispositivos para registrar anomalías, movimientos subterráneos y corrientes eléctricas. Un conjunto de tumbas está recubierto por un panel de acrílico transparente, lo que permite a los científicos observar la descomposición de los cerdos en tiempo real.
Ciencia al servicio de la sociedad
Inspirados por la desaparición de 43 estudiantes en 2014, Silván y sus colegas comenzaron a recopilar información sobre georradar e imágenes satelitales de todo el mundo. Estudiaron la investigación de la Universidad de Tennessee sobre cadáveres humanos enterrados en una granja de cadáveres. Analizaron las técnicas de mapeo de tumbas utilizadas en los Balcanes, Colombia y Ucrania.
"¿De qué sirve la ciencia o la tecnología si no resuelven problemas?", preguntó.
Aprendieron nuevas aplicaciones del análisis satelital y luego comenzaron sus primeros experimentos enterrando cerdos y estudiando las sustancias que usan los delincuentes para deshacerse de los cadáveres. Descubrieron que la cal se detecta fácilmente, pero los hidrocarburos, el ácido clorhídrico y la carne quemada no.
El equipo de Chávez trabajó para combinar la ciencia con lo que sabían sobre el funcionamiento de los cárteles. Por ejemplo, determinaron que las desapariciones en Jalisco ocurrían comúnmente a lo largo de las rutas de los cárteles entre los puertos del Pacífico, las plantas de fabricación de drogas y la frontera con Estados Unidos, y que la mayoría de los desaparecidos se encuentran en el mismo municipio donde desaparecieron.
130,000 desaparecidos y contando
El número de desaparecidos en México se disparó en los años posteriores al inicio de la guerra del entonces presidente Felipe Calderón contra los carteles de la droga en 2006. Una estrategia dirigida a los líderes de poderosos cárteles condujo a la fragmentación del crimen organizado y a la multiplicación de la violencia para controlar territorios.
Con una impunidad casi total, debido a la complicidad o inacción de las autoridades, los carteles descubrieron que hacer desaparecer a cualquiera que consideraran un obstáculo era mejor que dejar cadáveres en la calle. Los gobiernos mexicanos en ocasiones se han mostrado reacios a reconocer el problema y en otras ocasiones se han visto desconcertados por la magnitud de la violencia que su sistema judicial no está preparado para abordar.
Los datos oficiales de 2013 contabilizaron 26,000 desaparecidos, pero la cifra ahora supera los 130,000, más que en cualquier otro país latinoamericano.
La ONU ha señalado que existen indicios de que las desapariciones son "generalizadas o sistemáticas". Si se encuentra a las personas desaparecidas, vivas o muertas, generalmente es por sus seres queridos. Guiados por la información de testigos, padres y hermanos buscan fosas comunes recorriendo territorio del cártel, clavando una varilla de metal en la tierra y olfateando el olor a muerte.
Se han encontrado alrededor de 6,000 fosas clandestinas desde 2007, y se hacen nuevos descubrimientos constantemente. Decenas de miles de restos aún no han sido identificados.
Probando soluciones creativas
Jalisco, sede del Cartel Jalisco Nueva Generación, tiene el mayor número de personas reportadas como desaparecidas en México: 15,500. En marzo, se descubrieron fragmentos de huesos humanos y cientos de prendas de vestir en un rancho del cártel en el estado. Las autoridades negaron que se tratara de una fosa común.
Silván afirmó que los desaparecidos de Jalisco son "la razón de nuestra existencia".
El proyecto de mapeo, lanzado en 2023, es una colaboración entre la Universidad de Guadalajara, la Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad de Oxford en Inglaterra, junto con la Comisión de Búsqueda de Jalisco, una agencia estatal que organiza búsquedas locales con familiares.
“Ningún otro país está impulsando con tanta fuerza y creatividad” la prueba y combinación de nuevas técnicas, afirmó Derek Congram, antropólogo forense canadiense, cuya experiencia en sistemas de información geográfica inspiró el proyecto mexicano.
Sin embargo, Congram advierte que la tecnología “no es la panacea”.
“El 90% de las búsquedas se resuelven con un buen testigo y excavaciones”, afirmó.
La comisión de Jalisco compara y analiza moscas, escarabajos, plantas y tierra recuperada de las tumbas humanas y de los cerdos. Cada tumba es un microecosistema viviente, afirmó Tunuari Chávez, director de análisis de contexto de la comisión.
Familiares expertos
La experiencia de las familias de los desaparecidos también informa la investigación.
Algunos observaron que las tumbas suelen encontrarse bajo árboles cuyas raíces crecen verticalmente, lo que permite que quienes las cavan permanezcan a la sombra. Las madres de seres queridos desaparecidos, invitadas por los investigadores a visitar uno de los cementerios de cerdos, pudieron identificar la mayoría de las tumbas sin marcar solo a simple vista, gracias a la ubicación de las plantas y la tierra, dijo Silván.
“El conocimiento fluye en ambas direcciones”, afirmó.
Maribel Cedeño, quien lleva cuatro años buscando a su hermano desaparecido, afirmó creer que los drones y otras tecnologías serán útiles. “Nunca imaginé estar en esta situación, encontrando cuerpos, convirtiéndome en una experta”, comentó sobre su búsqueda.
Héctor Flores busca a su hijo desde 2021. Se pregunta por qué se ha invertido tanto tiempo y esfuerzo en métodos que no han dado resultados concretos, cuando las familias cuentan con un historial comprobado y poco apoyo oficial.
Aunque la investigación aún no ha concluido, la Comisión de Búsqueda de Jalisco ya utiliza un dron térmico, un escáner láser y una cámara multiespectral para ayudar a las familias a buscar a sus familiares desaparecidos en algunos casos. Sin embargo, no está claro si las autoridades de todo México estarán dispuestas a utilizar, o podrán costear, estas herramientas de alta tecnología.
Congram, el científico forense, afirmó que los investigadores están conscientes de las limitaciones de la tecnología, pero que “siempre hay que intentar, fallar, volver a fallar y seguir intentándolo”.
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